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LA RAYUELA

La isla de Las Palomas

El continente Europeo termina por el suroeste en un pequeño islote rocoso, unido a Tarifa por un estrecho camino construido sobre una lengua de arena. Es la Isla de Las Palomas, un enclave histórico por donde pasaron todos los pueblos que llegaron a estas costas y que acabó convirtiéndose en un fortín defensivo del paso del Estrecho. Es el punto más cercano a las costas de Tánger de donde salen las pateras, y su hermoso faro blanco, la mejor referencia para la travesía. No puede extrañar que su uso actual sea el de Centro de Estancia Temporal de los Inmigrantes (CETI). Pero además de que el lugar no reúne las condiciones adecuadas, se está quedando vacío por el eficaz control del SIVE. Así que la petición que ha formulado el alcalde Manuel Manella, haciéndose eco de las demandas de diversos colectivos, para trasladar el CETI y convertir la isla en un recurso medioambiental y cultural, es impecable.

MANUEL VERA BORJA
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A sus valores ecológicos y paisajísticos, une su enorme carga simbólica e histórica. Es un enclave donde la mitología y la historia se confunden para producir una extraña sensación, la que asalta al visitante cuando llega a uno de esos lugares especiales, como una abadía en las montañas o un puerto construido al abrigo de una ensenada. Son espacios privilegiados por la naturaleza y la historia, donde es difícil no sentir asombro ante su belleza y armonía.

Por ello, esta pequeña isla entre mares y continentes, epicentro de la historia, es como un regalo de la naturaleza. Los pueblos que contemplaron estas costas desde el mar situaron en ellas los mayores prodigios y los más tremendos desafíos y asechanzas a las que sólo los héroes mitológicos podían dar respuesta. Su singularidad proviene de ser el final del mundo conocido y la embocadura hacia lo desconocido: el Plus Ultra donde vivían los míticos moradores de la Atlántida, que acabaría sumergida a causa de la ira de los dioses contra sus impíos habitantes. Junto a las Columnas de Hércules se situaba también el Jardín de las Hespérides, donde el esforzado Hércules tuvo que utilizar su inteligencia, no su fuerza, para arrebatarles las manzanas de oro de la Tierra. Los comerciantes de Oriente y Occidente y los pueblos conquistadores y civilizadores arribaron a este pequeño enclave dejando su impronta.

Por consiguiente, esta isla es la ubicación idónea para un centro de interpretación del Parque del Estrecho o una estación de observación de las aves migratorias y de cetáceos, delfines o atunes de paso entre el Atlántico y el Mediterráneo. Es una espectacular Aula de la Naturaleza, un albergue para jóvenes o un centro de investigación sobre fauna intercontinental. Sería también un anfiteatro al aire libre sobre el paisaje del Estrecho y un lugar idóneo para el encuentro y docencia del fenómeno de la interculturalidad entre Europa, África, América y Oriente Medio.

Pero también puede ser un centro de interpretación histórico, geológico, medioambiental y cultural del Estrecho de Gibraltar que incluya, desde el futuro túnel del Estrecho, a la épica de los inmigrantes. Las instalaciones militares existentes encontrarían así un uso acorde con la singular belleza y ubicación de esta isla. Anunciar su cierre tendría algo de simbólico en esta semana para la esperanza con la que el mundo contiene el aliento ante la decisión de Obama de cerrar Guantánamo y prohibir la tortura.