SINTONÍA. Galán y Sócrates se mostraron distendidos tras firmar el contrato de adjudicación. / R. C.
Economia

«Nuestros empleados pueden estar tranquilos»

En un momento convulso y en el que la recesión ha colocado a muchas empresas en serias dificultades, Ignacio Sánchez Galán quiso lanzar ayer un mensaje de tranquilidad y confianza a la plantilla del grupo energético, formada por 33.000 personas, sobre la fortaleza de la eléctrica y las positivas perspectivas que tiene por delante. «Nuestros empleados pueden estar tranquillos porque este barco está en buenas aguas y bien preparado para afrontar con garantías las tormentas que puedan venir. Están en el buen sitio en el buen momento».

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Pese a dejar claro que los trabajadores de Iberdrola no deben tener temor por su futuro, Galán no ocultó la gravedad de la crisis, que sacude con especial virulencia a España. «Vamos a pasar tiempos complicados», vaticinó. Ese es un escenario, no obstante, que parece no preocupar al empresario, que dibujó en Portugal una Iberdrola absolutamente a resguardo. «Nuestra política ha sido conservadora y nos hemos dedicado sólo a lo que sabemos hacer, sin meternos en cosas que no son nuestro negocio. Gracias a ello nuestra fortaleza financiera, nuestros recursos propios de 30.000 millones de euros y nuestra capacidad de generación de recursos son una garantía».

Galán aportó datos inéditos de la actividad de la compañía en 2008 para poner de manifiesto la fortaleza de su negocio y la buena salud de la que goza Iberdrola. Desveló que el pasado año aumento un 16% su potencia instalada, hasta superar los 43.000 MW. Su producción alcanzó los 142.000 Gw/h, 20.000 más que un año antes. Con más de 26 millones de clientes en 44 países de cuatro continentes, se ha situado en el top5 de las eléctricas mundiales y ha escalado hasta el tercer puesto de las compañías españolas con mayor capitalización bursátil, sólo por detrás de Telefónica y el Santander.

Especial atención merece el capítulo inversor que, pese al contexto de crisis, alcanzó en 2008 los 13.000 millones de euros. De esa cantidad, 6.000 millones tuvieron como destino la compra de Energy East, mientras que los restantes 7.000 se dedicaron al desarrollo orgánico. Iberdrola realizó el pasado año compras a otras compañías por importe de 6.700 millones de euros. De cara a este ejercicio, va a reducir sustancialmente su capacidad inversora hasta los 4.000 ó 4.500 millones.