Iberia y los pilotos firman la paz

Iberia y el Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aéreas (Sepla) firmaron ayer la paz. La presión recibida desde el Gobierno tras el caos vivido en el aeropuerto de Barajas el pasado viernes, 9 de enero, que dejó en tierra a decenas de miles de pasajeros, ha servido para que empresa y el sindicato dejaran a un lado sus viejas rencillas y se avinieran a firmar un preacuerdo sobre el convenio colectivo de los comandantes. Algo que no sucedía desde 1999. El fin a la guerra está próximo, aunque el texto debe aún ser redactado y ratificado después por la asamblea del Sepla; y no sería la primera vez que esa reunión convierte a última hora en papel mojado un convenio.

Desde la aerolínea se aseguró que este paso «supone acabar con un periodo de desencuentros, y que será positivo para los pilotos y para la compañía, así como para los clientes, resto de empleados y accionistas». De igual manera, el jefe del Sepla en Iberia, Justo Peral, se felicitó porque el pacto «resuelve los principales problemas de los comandantes, protege los puestos de trabajo y nos asegura que participaremos en futuros desarrollos por las posibles operaciones corporativas que haga la compañía». El preacuerdo contempla una tabla de incrementos salariales desde 2005. Este año, el sueldo de los pilotos subirá un 2,7%.

De otra parte, el Sepla recomendará a todos sus afiliados que, en situaciones de complicaciones aeroportuarias o meteorológicas, se pueda prolongar la actividad de vuelo dentro de los márgenes marcados por la ley y garantizando la seguridad de la operación, con el fin de asegurar que los clientes puedan llegar a su destino. Asimismo, se han acordado una serie de medidas encaminadas a facilitar el servicio que la compañía presta a sus clientes.

Se fijan, además, las condiciones que regulan la operación con código Iberia y determinados códigos compartidos, pudiendo aumentar en función del crecimiento que tenga Iberia en propio. Para adecuar el convenio a la legislación vigente que permite la prolongación de la vida profesional del piloto hasta los 65 años, el acuerdo permite seguir volando hasta esta edad con una reducción de la actividad al 50% a partir de los 60 años.

El preacuerdo supone romper un encarnizado enfrentamiento, enquistado hace ya once años. En ese tiempo, la aerolínea ha vivido desde un laudo arbitral que sustituyó al convenio colectivo, a un cierre patronal (en 2001) o una huelga legal, la de 2007. También se han dado numerosas protestas más o menos formales de los pilotos. La última, la de este invierno. En diciembre y parte de enero, los comandantes lograron retrasar toda la operativa, simplemente, al cumplir las normas a rajatabla. Una huelga de celo denunciada por la empresa y negada de forma tajante por el Sepla.