TRIBUNA LIBRE

Palestina: la violencia continuará

| SECRETARIO PROVINCIAL DEL PA CÁDIZ Actualizado: Guardar
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Esta semana, hemos podido leer que la violencia ha desaparecido de la tierra de Gaza o, por lo menos, es más esporádica. Esto, para mí, no significa nada. Quizás sirva para que nuestras sociedades occidentales vuelvan a olvidarse del problema, dejando de ser titular en los telediarios, sólo para ello. El problema sigue y la violencia también.

No hay paz si no hay justicia. No hay paz mientras los negocios de armamentos sean de los más importantes en nuestro mundo globalizado. No hay paz siempre que el dinero importe más que los principios y los valores, entre ellos el de la vida humana.

Nosotros mismos somos así. No pensemos siempre en que la culpa la tienen los rusos, los americanos, los franceses... Mientras que nuestro presidente Zapatero habla de paz, España exportó a Israel durante el primer semestre del año pasado, según datos oficiales, material bélico por valor de 1.551.933 euros, por ello, cabe pensar que hemos contribuido a aumentar la cifra de muertos y de heridos. Pero, a lo mejor, también si revisamos el material de Hamás encontramos sorpresas. Ya en la guerra Iran-Irak se utilizó, por ambos bandos, material procedente de España. Occidente debe empezar a pensar en otras claves, no sólo en las económicas.

El problema en Palestina sólo tiene una solución, el diálogo. Un diálogo que abarque a todos los implicados de la zona y que comience por la desmilitarización y el reconocimiento del Estado de Israel y el de Palestina. Sin ello, el conflicto continuará, la violencia seguirá, aunque se la denomine de baja intensidad pues los muertos, judíos o palestinos, son muertos y no entienden ni del tipo de armamento ni de la intensidad. Para luego continuar con los problemas del agua, los muros y barreras, el libre tránsito de personas y bienes, etc.

La paz es justicia, por tanto, no se conseguirá sin que existan tribunales internacionales que investiguen las responsabilidades de los dirigentes de Hamás o del Estado hebreo, que aclaren todas las circunstancias de los hechos violentos de la zona, pues si no el reguero de odio de la zona seguirá creciendo en ambas partes. Pero ahora, por inmediatez, es necesario y tenemos todos el derecho de saber quienes fueron los que idearon esta última batalla, aunque ahora la llamen operaciones, quién las aprobó, pues las consecuencias de más de 1200 muertos y miles de heridos no pueden acabar simplemente con una tregua.

Una tregua a la que se llega no por los dirigentes que se hacen una foto después de una cena, occidentales y árabes, entre ellos el presidente Zapatero, sino porque el operativo militar ha conseguido sus objetivos. Era una batalla a realizar en un plazo corto. Está claro que antes de la toma de posesión de Obama tenía que estar acabado y antes de que comience la recta final de las elecciones en Israel. Si no confróntese el esquema de esta batalla y la Guerra de los Seis días. Es muy similar, siguen la misma estrategia, militar y política.

Hay que crear una nueva conciencia internacional por la paz, real y práctica. El actual papel de los organismos y foros internacionales, principalmente la ONU, lo considero lamentable, dado que son incapaces de prevenir los conflictos armados aunque estén anunciados, no sólo en este caso, sino en el del pasado conflicto Rusia-Georgia, las matanzas continuas en el Congo, etc.

Las cosas deben cambiar, los soldados israelíes, al abandonar Gaza, arrancaban los naranjos y los olivos, es un símbolo de que la guerra continúa. Hasta que judíos y palestinos juntos siembren olivos -mientras canten «hoy comienza una nueva era, las lanzas se convierten en podadera, de las armas hacen arados y los oprimidos serán lineados», como escribió hace milenios en esas tierras Isaías-, no podrán nacer y crecer nuevas generaciones de niños judíos y palestinos en verdadera libertad.