Opinion

Consumo patriótico

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a apelación a la ciudadanía expresada por el ministro, Miguel Sebastián, para que practique una suerte de patriotismo consumista adquiriendo productos españoles en lugar de comprar artículos de importación resultaría una negativa apuesta por el proteccionismo frente a los efectos de una crisis que por sus características globales exige soluciones equilibradas. Aunque el efecto de la contracción en la demanda interna sobre el empleo ofrece perspectivas lúgubres, la tesis del ministro ofrece dudas de que pueda materializarse, dado que contravendría la libertad de mercado y la capacidad de los consumidores de elegir lo que compran. Es engañoso, además, trasladar a los consumidores la responsabilidad de combatir la crisis. La mención de Sebastián pone de relieve las carencias que arrastra la economía en el fomento de la competitividad y de la unidad de mercado necesarias para garantizar calidad y precios óptimos en los productos nacionales.