POCO EFECTO. Camacho se desespera en su banda.
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El cambio de entrenador no es la solución

Los equipos no consiguen remontar el vuelo pese a la llegada de nuevos técnicos, contratados como revulsivos

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Cuando los resultados no acompañan y se suceden las derrotas, los estadios entonan el soniquete de rigor, es decir, el nombre del técnico de turno seguido del melódico «¿vete ya!». La directiva capta enseguida el mensaje y decide sacrificar la cabeza reclamada por la afición, lo que muchas veces sirve como coartada de una mala planificación deportiva que también implica a los dirigentes. En pocas horas, un nuevo inquilino ocupa el banquillo cual mesías en busca de la salvación prometida. De él se espera un impulso que reactive al equipo y una remontada en la clasificación que en muchas ocasiones no llega.

Cinco clubes han decidido destituir a su entrenador desde que comenzó la temporada: Osasuna, Espanyol, Recreativo, Almería y Real Madrid. Algunos, como es el caso de los pericos, en dos ocasiones. Pero la mejoría que debiera experimentarse por el simple recambio no se ha reflejado en casi ningún caso. Los datos así lo demuestran. Salvo Juande Ramos en el conjunto blanco, el resto de técnicos no han conseguido mejorar a sus predecesores en el cargo.

El técnico de Pedro Muñoz sustituyó a Bern Schuster tras la jornada 14ª. Tuvo un debut difícil ante el Barcelona, que supuso su primera, y hasta el momento, única derrota. Ha llevado al Madrid de la quinta plaza a la segunda pero aún muy lejos de su eterno rival, al que no sólo no ha logrado recortar puntos, sino del que se ha distanciado.

Más dramático es el caso para los aficionados navarros. Ziganda fue destituido en la sexta jornada. Sin ganar un partido, los rojillos estaban decimosextos, fuera del descenso. Con Camacho su situación ha empeorado considerablemente: son colistas a siete puntos de la salvación.

Dos en 50 días

El caso más flagrante es el del Espanyol. Tintín Márquez comenzó el curso avalado por la buena experiencia de la temporada anterior. Esta vez, los resultados no le ayudaron nada y dejó a los blanquiazules decimoséptimos con 12 puntos. La directiva cedió a las peticiones de la grada y consumó su despido. Mané fue el elegido para solucionar tan crítica situación pero la guillotina volvió a funcionar 51 días después. No le valió de nada al vasco apuntar más arriba. «No soy responsable de nada. No tengo dinero para hacer fichajes», alegó para justificar su nulo efecto revulsivo. Pochettino parece ser el profeta. Pronto se verá.

Menos paciencia tuvo el Recreativo con Manolo Zambrano. En concreto, lo que tardó el Málaga, especialista en provocar el desalojo del banquillo rival este año, en endosarle una goleada (0-4). Los onubenses estaban decimoctavos con cuatro puntos y Zambrano tuvo que hacer la maleta. El hijo pródigo, Lucas Alcaraz, regresó para hacerse con los mandos y corregir el rumbo. Con el técnico andaluz el equipo ha mejorado dos puestos en la tabla y sumado 16 puntos, lo que le permite respirar un poco, aunque ni mucho menos tiene asegurado el futuro.

El caso más enigmático sucedió en Almería. La situación del equipo no era tan acuciante como para terminar con Arconada, que mantenía al equipo fuera del descenso, con 16 puntos y clasificado en la Copa. Pero los dirigentes optaron por una destitución preventiva, y ficharon al mediático Hugo Sánchez. El mexicano mantiene al equipo en la misma posición que su antecesor. El efecto macho que debiera impulsar a los almerienses no se ha producido.

Manzano o Aguirre pueden ser en los próximos días los nuevos sacrificados en pos de una reacción que apacigüe los ánimos de los aficionados, pero que quizás en nada mejore la situación deportiva. Siempre es más fácil echar a uno que a 22.