Una investidura al dictado de la tradición
El líder afroamericano jurará su cargo sobre la Biblia de Abraham Lincoln a las doce del mediodía en EE UU en una ceremonia que respeta a rajatabla las costumbres más antiguas
Actualizado:«Juro solemnemente que desempeñaré legalmente el cargo de presidente de Estados Unidos y que sostendré, protegeré y defenderé la Constitución empleando en ello el máximo de mis facultades». Desde 1789, cuando el héroe de la independencia de las primeras trece colonias, George Washington, juró su cargo como primer mandatario de la nación en Nueva York, todos los que le siguieron -y con Barack Obama van 44- han prometido su lealtad a la Carta Magna con las mismas palabras. La mayoría de ellos han añadido al texto constitucional la frase «que Dios me ayude».
Los estadounidenses se han mantenido fieles a los símbolos establecidos por los padres fundadores pese a la tremenda transformación social y económica del país en sus 233 años de historia. Pocos actos representan mejor el espíritu de la nación que la toma de posesión de un presidente. Algunos ingredientes han variado, pero, en lo sustancial, Obama dará los mismos pasos que Washington y Abraham Lincoln antes de ocupar la Casa Blanca.
La ceremonia está pensada para que el futuro jefe de gobierno jure el cargo ante el presidente de la Corte Suprema justo a las 12 del mediodía (6 de la tarde en España) del 'Inauguration Day'. Y lo hace en la escalinata occidental del Capitolio, al contrario de lo que ocurrió a partir de 1837. Desde entonces y hasta que prometió el cargo Jimmy Carter en 1977, el acto de juramento tenía lugar en el pórtico oriental del edificio. Ronald Reagan cambió la ubicación, aunque en dos ocasiones la ceremonia se desarrolló en el interior del 'templo' por el mal tiempo; la última vez cuando el ex actor se disponía a prometer su segundo mandato hace veinticuatro años.
Heladas y posible nevada
Si se cumplen las predicciones, Washington estará hoy helada, con posibilidad de nevadas, pero a nadie se le pasa por la cabeza que el demócrata se vea obligado a seguir los pasos del presidente republicano. La marea humana que lo espera en la Avenida Pensilvania y alrededores no lo entendería.
El acto central de la jornada tiene dos momentos culminantes; el primero es el juramento y el segundo, el discurso inaugural. Dos horas antes, a partir de las diez de la mañana (cuatro de la tarde en España), se sucederán las intervenciones, como un pequeño sermón del polémico reverendo Rick Warren, y una actuación de la cantante Aretha Franklin. Luego prestará juramento Joe Biden como vicepresidente. La música del compositor John Williams, interpretada por un cuarteto de lujo liderado por el chelista Yo-Yo Ma, dará paso a uno de los momentos más esperados. Acompañada de sus hijas, Michelle Obama pasará a ocupar un lugar central en la tarima. En sus manos sostendrá la Biblia de Abraham Lincoln sobre la que jurará su marido. Aunque la Constitución no obliga a que se prometa el cargo sobre un determinado texto sagrado, todos los gobernantes menos uno se inclinaron por poner su mano sobre la biblia. Durante los siglos XVIII y XIX varios presidentes lo hicieron sobre en la Biblia de George Washington. Obama, que ha dado varias muestras de estar más cerca del espíritu de Lincoln, jurará sobre un ejemplar del texto propiedad del político que logró la unidad del país tras la Guerra Civil en 1865.
Después del solemne juramento, una banda de marines interpretará 'Hail to the Chief', el himno oficial del presidente al que seguirán veintiún salvas en su honor. A partir de aquí, Obama pronunciará su discurso en el que dibujará los planes de la nueva Administración. Se trata sin duda de su alocución más esperada desde que ganó las elecciones el 4 de noviembre, no tanto por las propuestas concretas que pueda hacer como por los mensajes que lance al país y al mundo en un momento en que todos miran al nuevo presidente como una de las grandes esperanzas para cambiar el curso de la complicada situación actual. El discurso no tiene una duración específica. En torno a la una de la tarde (siete, en España), el Congreso ofrece un pequeño almuerzo al séquito presidencial y autoridades. Luego, Obama bajará desde la colina del Capitolio a la Casa Blanca. Carter hizo el trayecto a pie, pero por medidas de seguridad ahora sólo se hace una parte del mismo. En cuanto llegué a la residencia, pasará revista a las tropas desde su pórtico norte. Ya sólo quedarán los bailes en su honor, hasta diez, a los que asistirá e incluso se atreverá con alguna pieza.