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El feligrés de la Casa Blanca
El nuevo mandatario estadounidense busca iglesia en la capital federal para practicar su fe cristiana junto a su familia
Actualizado: GuardarComo buen practicante, Barack Obama acudió el domingo a la Iglesia baptista de la Calle 19, situada en el corazón de la capital estadounidense. El templo, uno de los más antiguos de Washington DC, vibró ante la visita del que promete convertirse en el próximo icono de los derechos civiles, como ya lo son Rosa Parks y Martin Luther King.
Rodeado por cientos de fieles y curiosos, el Obama escuchó del reverendo Derrick Harkins una retahíla de elogios seguidos de una corta lectura: «Rosa Parks se sentó para que Martin Luther King. pudiera andar. Martin Luther King anduvo para que Barack Obama pudiera correr. Barack Obama correrá para que todos los niños puedan volar». Con este enternecedor mensaje, Harkins intentó ganarse la confianza del nuevo presidente, quien, dicho sea de paso, busca iglesia en Washington.
Entre la multitud de retos que se le presentan al político afroamericano, como rescatar la economía del país o intentar lidiar con conflictos internacionales como el de Oriente Próximo, Obama debe resolver asuntos más cercanos, pero para él no menos importantes. Uno de ellos es hacerse feligrés de un templo determinado donde seguir practicando su fe, algo que quizás podría ayudarle a tomar alguna que otra decisión.
Desde hace más o menos un mes, tanto el hombre que desde hoy ocupará la Casa Blanca como su mujer, Michelle, y sus hijas, Sasha y Malia, se han ido aclimatando a la que será su nueva vida en la capital estadounidense, a la vez que conocían la ciudad. Su aparición en el templo de la Calle 19 no fue más que una toma de contacto más con las iglesias de Washington, o al menos eso dijo el comité inaugural, que dejó claro que la familia Obama todavía no se ha decidido por ninguna en particular. El cordón umbilical que ata al sucesor de George W. Bush con la religión ha sido fuente de polémica desde que comenzó su carrera por la presidencia. Primero, los rumores sobre su presunto acercamiento al Islam y más tarde su controvertida amistad con el reverendo Jeremiah Wright.
La mecha comenzó a arder cuando el polémico predicador, antiguo mentor espiritual del ex senador por Illinois, realizó ciertas declaraciones incendiarias que dejaron al candidato en evidencia. Wright sorprendió a medio mundo al afirmar que el Gobierno estadounidense era capaz de infectar de sida a la comunidad negra. Además, el pastor ha elogiado en más de una ocasión a Louis Farrakhan, líder de la organización Nación del Islam.
Rápido desmarque
Por supuesto, Obama no tardó ni un minuto en desmarcarse de quien ofició su boda y bautizó a sus dos hijas. Wright contraatacó al asegurar que el entonces candidato sólo guardaba las formas políticas al distanciarse de él, aunque le apoyaba en privado. Su rápida salida de la Iglesia Cristiana de la Trinidad Unida no acalló todos los rumores de los que aún creen que el nuevo presidente no ha roto completamente con su pasado.
El domingo Wright fue más cauto. Mientras muchos de los miles de seguidores que congregó el oficio religioso que celebró en el auditorio de la Universidad de Howard aguardaban expectantes que el reverendo arremetiese contra Obama, el pastor dejó boquiabierto a más de uno con un mensaje conciliador y positivo en el que se refirió al presidente en numerosas ocasiones.
Pero no pudo resistirse del todo. El controvertido predicador también añadió alguna que otra pincelada incendiaria. Wright dijo que el racismo, el capitalismo y el militarismo son fuerzas negativas para todos aquellos que no las reconocen en el trabajo, durante el azote de Katrina o en las muertes de civiles en Gaza.