CONTENTO. Un soldado israelí hace el signo de la victoria tras la orden de retirarse de Gaza. / AFP
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Israel se repliega tras la tregua de Hamás

La fuerte presión egipcia provoca la decisión del movimiento radical, que da una semana de plazo para la retirada total de las tropas hebreas de Gaza

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Tanques y soldados de infantería del Ejército judío empezaron ayer a cruzar la frontera de Gaza rumbo a sus cuarteles como parte de la retirada parcial de tropas, que Israel activaba horas después de que Hamás anunciara por la mañana un alto el fuego limitado en la Franja. Los movimientos de acercamiento mutuo permitieron, por primera vez en veintitrés días de pesadilla, crear entre la exhausta población palestina una ilusión de calma, volátil e incierta. Y muy frágil, porque los islamistas dejaban claro que volverán a la carga si no hay una evacuación militar completa en una semana e Israel aseguraba no tener un calendario fijo para tal salida y sí estar examinando la evolución de su enemigo «minuto a minuto».

Tras una reunión en Jerusalén con líderes europeos, entre los que se encontraba José Luis Rodríguez Zapatero, el primer ministro judío, Ehud Olmert, reiteró que «no hay intención de quedarse» en la Franja, pero que sólo la abandonarán del todo cuando se logre «una tregua estable». En el machacado campo de la batalla, no perdieron el tiempo. «Me han dicho que esos diablos se han ido, me voy a ver cómo empezar de nuevo. No se qué habrá sido de mi casa, voy para allá con el corazón lleno de miedo porque no tengo garantías de si hay alguna seguridad o no, pero no tengo otra opción», señalaba Riyah Shahadeh desde la capital de Gaza mientras cargaba a su familia y sus colchones en un camión para regresar a su ciudad de Beit Lahia, de la que huyó agotado por las bombas. En las localidades de Israel próximas a la Franja, situadas dentro del radio donde hasta el mismo domingo a mediodía siguieron impactando hasta 17 cohetes Qassam, la población se quejaba de que este fin de la ofensiva estaba llegando demasiado pronto.

Mensaje desde el exilio

Como el 27 de diciembre se inicio la guerra, Hamás se plegaba ayer a detener sus actividades militares y dar una oportunidad a la vuelta a la normalidad. Según fuentes cercanas a El Cairo, las «fortísimas presiones» del presidente Hosni Mubarak -que ayer reunió en Sharm el-Sheij a los dirigentes europeos para apuntalar sus esfuerzos mediadores- fueron las que provocaron el inesperado comunicado emitido por la organización islamista y firmado también por el resto de facciones armadas. De la gravedad de esas presiones y de su formalidad, da cuenta el hecho de que el mensaje fue emitido por el miembro de la dirección suprema de Hamás en el exilio, Moussa Abou Marzouk, que desde Damasco anunció a través de la televisión siria la decisión de las milicias de cesar el fuego de forma inmediata y por una semana «para que el Ejército israelí -precisaba- se retire de Gaza» y abrir la puerta a negociaciones que desemboquen en una tregua duradera. Según el portavoz y negociador de Hamás, Aiman Taha, el repentino alto el fuego es una pausa pensada para pedir «aclaraciones» a las autoridades egipcias sobre asuntos como la apertura de los pasos fronterizos o el fin de la presencia militar judía, con vistas al logro a partir de ahora de una solución sólida. Desde Yihad Islámica, hermana de Hamás en la lucha, también su portavoz, Dawud Shihab, explicaba que «durante ese periodo, la resistencia está dispuesta a responder a todos los esfuerzos egipcios, turcos, sirios y árabes que permitan un acuerdo».

El mensaje sobre el fin de las hostilidades era difundido por los altavoces de las mezquitas de la Franja, también a través de octavillas distribuidas entre los civiles que cantaban la «gran victoria» sobre el enemigo israelí. «El enemigo sionista ha huido, el lanzamiento de nuestros cohetes no ha parado, nuestra organización está viva, coleando, disparando fuego y (el soldado judío capturado en 2006) Gilad Shalit está aún en nuestras manos», proclamaba triunfal el diputado de Hamás Abú Mujehad, que advertía, en contra de la versión israelí, de que sólo «unas docenas» de sus combatientes han muerto estos días.

Cambio inesperado

El escrito de las milicias se hacía público apenas doce horas después de que el Movimiento de Resistencia Islámica rechazara rotundamente la tregua unilateral declarada el sábado por la noche por Israel -que sus líderes condenaron jurando luchar «mientras haya un soldado israelí y continúe el bloqueo a Gaza»- y después de que en la Franja se reanudaran disparos, bombardeos aéreos y muertes. Como la de una niña, que el domingo cayó abatida en Beit Hanun y la de un agricultor de 20 años que perdía la vida en Yan Yunis, al sur.

Por su parte, en la cumbre celebrada por Mubarak en el Sinaí, jefes de Estado y Gobierno como Zapatero, Gordon Brown, Nicolas Sarkozy o Angela Merkel coincidieron en la necesidad de consolidar las primeras señales de paz que surgen desde Gaza y comprometer a la comunidad internacional en la búsqueda de una solución definitiva al problema palestino. «Estamos convencidos de que la paz no es imposible y que tenemos la obligación moral de conseguirla», afirmó el jefe del Gobierno español.