DONDE LAS CALLES NO TIENEN NOMBRE

¿Resistirá la Porvera?

Era una de las calles más bellas de Jerez y ahora es sinónimo de problemas, descontento, bronca, socavones, enfado, policía, manifestaciones, pérdidas e, incluso, despidos. Estoy de acuerdo con el gran Paco Castro, que lleva décadas en este lugar de Jerez vendiendo periódicos, en que lo que han hecho o, al menos, de la forma en que se ha hecho resulta un mamarracho. En apenas una semana, los cambios introducidos por mor del ya famoso Plan de Movilidad están teniendo unas consecuencias demoledoras. Varios de los negocios, de hostelería y de otros sectores, que subsisten en la calle Porvera están empezado a plantearse recortes de personal.

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Es más que palpable la menor afluencia de clientes en unos y otros establecimientos, donde sólo con dejar caer el temita es posible ver a los empresarios bramando en hebreo. De los padres y madres del colegio, ni les cuento. Todavía no parece haberse dado cuenta Pilar Sánchez de la sangría de votos en la que se ha convertido este asunto. La Policía Local, más allá de facilitar las cosas, ya ha multado con sanciones económicas bastante severas por cierto a algunos de los que han osado en ir a recoger a sus hijos en coche.

Se ha dado el caso de conductores a los que la Policía no pudo alcanzar en la puerta del centro escolar y a los que les ha seguido una patrulla hasta darles el alto para ponerle la multa. Ya se pueden imaginar el estado de animo de las mamás y los papás. Por otro lado, estéticamente la calle ha perdido todo su encanto gracias a los pivotes que delimitan el carril bus, a los que también se les llama aleta de tiburón. Supongo que de seguir adelante con el proyecto, el Consistorio tendrá previsto cambiar esta estructura por algo más digno y que no haga tanto daño a la vista. Y todo esto, por no hablar de los socavones.

Además de los muchos que ya hay por el centro de Jerez, basta con dar una vuelta por calles como José Luis Díez, Ronda del Caracol o la plaza Aladro, en la Porvera se han abierto dos boquetes de enormes proporciones en sólo una semana, provocando el corte del carril bus y más follones de tráfico todavía. Parece que los técnicos municipales están examinando el subsuelo de la calle ante los problemas surgidos y hay quien defiende que no está en condiciones de aguantar por mucho tiempo el volumen de circulación al que está sometido en la actualidad este céntrico vial jerezano. Todo está por ver, pero el Gobierno local ha solicitado un mes de tregua para hacer después una valoración más sosegada de las modificaciones impuestas por el Plan de Movilidad.

De las paradas del autobús urbano no hablaré puesto que entiendo que igual que hay ciudadanos que se ven perjudicados por los cambios llevados a cabo, habrá otros que salgan beneficiados por ello, y, como en todo, tampoco aquí llueve a gusto de todos. Pero en el caso de la Porvera, un mes puede ser mucho tiempo, le puede salir muy caro a algunos comerciantes de la zona y a la propia calle. Es cierto que Porvera se había convertido en una calle de doble y triple fila de aparcamiento, pero también lo es que no hace falta hacer lo que se ha hecho para acabar con el problema. Bastaría, supongo, con multar a quien estacione en doble fila por más de dos minutos, que es el tiempo de parada en una vía pública que permiten las normas de tráfico.

No sé si Pilar Sánchez y los suyos darán marcha atrás en este asunto, no sé si terminaremos acostumbrándonos o incluso apreciando las bondades de esta nueva calle Porvera, pero la verdad es que para los que vivimos y trabajamos en ella el cambio de look no le favorece en absoluto. La duda que se nos plantea es si la calle Porvera aguantará, si resistirá estos cambios desde el punto de vista económico y también con respecto al subsuelo. El tiempo dará respuesta a nuestras dudas, aunque no creo que sirva para aplacar los ánimos y enfriar el enfado de los afectados por el carril bus más famoso de toda la ciudad.