El tren de los ideales americanos
Obama evoca los sueños de los fundadores de Estados Unidos en su trayecto ferroviario hasta Washington en homenaje a su idolatrado Abraham Lincoln
Actualizado: Guardar«¿Yujuuuuu!», aullaba la masa impaciente de frío y de emoción. A 12 grados bajo cero, medio centenar de personas esperaron durante horas a la intemperie para ver pasar el tren que llevó ayer a Barack Obama a Washington, evocando el viaje que hizo su adorado Abrahan Lincoln hace 157 años. «¿Esto es historia!», repetía entusiasmada Yvonnie Sorrel, una mujer de 70 años que había empalmado su turno de noche en el asilo con la gélida espera en el anden. «¿Tengo tanta suerte de estar viva para verlo!», suspiraba; «mucha gente dio su vida para que esto ocurriera, empezando por Martin Luther King. Yo nunca pensé que llegaría a vivir este día, creí que todavía faltaban varias generaciones».
Pero la hora de Martin Luther King llegará mañana, cuando todo el país celebre su 80 aniversario, la víspera de que Obama tome la presidencia. Ayer, el virtual presidente de EE UU prefería evocar a Lincoln y a los padres fundadores del país al reclamar su idealismo como instrumento para sacar al gigante norteamericano del pantano en el que se encuentra. «Sólo unas pocas veces en nuestra historia se ha tenido que enfrentar una generación a problemas tan vastos. Una economía que está fallando. Dos guerras, una que necesita terminarse responsablemente y otra que tiene que ser pensada cuidadosamente. Un planeta que se está calentando por nuestra insostenible dependencia del petróleo», enumeró al iniciar su viaje en Filadelfia.
Allí, donde un puñado de colonos se rebeló contra Inglaterra y declaró la independencia dando a luz a Estados Unidos, Obama ensalzó su valentía y sus altos ideales, que pretende aplicar a su mandato. «Nuestros problemas pueden ser nuevos, pero lo que se requiere para superarlos no. Se requiere la misma perseverancia e idealismo que mostraron nuestros padres fundadores. Una nueva declaración de independencia, no sólo en nuestra nación, sino en nuestras vidas -de la ideología y de la mente estrecha, de los prejuicios y el odio- y una apelación no a nuestros instintos más fáciles sino a nuestros mejores ángeles».
Los «mejores ángeles»
Era ésta última expresión de «nuestros mejores ángeles» una de las frases más famosas de su mitificado Abraham Lincoln el día de su toma de posesión. De esos discursos de inauguración presidencial a los pies del Capitolio, como el que dará Obama el martes, han salido algunas de las frases más emotivas de la historia del país. Un reto que pone la barrera muy alta a Obama, de quien por su elocuencia se espera mucho. «Va a solucionar todos los problemas», lo sé, insistía la mujer de 70 años, arrebujada en una manta y sin sentirse ya los pies. Por mucho que le se recordara la difícil situación con que se encuentra Obama al tomar las riendas del país, Yvonnie parecía convencida de que es una especie de mago sabio que recolocará todo al menos donde lo dejó Bill Clinton e incluso más.
Claymont no era siquiera una de las tres paradas previstas (Filadelfia, Wilmington y Baltimore) para el tren llamado Georgia que transportaba a Obama y su familia, sino uno de los dos tramos ralentizados previstos para que la multitud pudiera lanzar una mirada cercana a la sonrisa del nuevo presidente, entre un mar de abrazos alzados y aullidos de excitación.
Heather Newton pensó que sus trillizos de 6 años nunca tendrían otra oportunidad de ver tan cerca a un presidente histórico como Obama, así que los envolvió en mantas y se los llevó a esa marquesina en medio del campo que sirve de estación en Claymont.
Si el matrimonio compuesto por David y Jesse Johnson gritaban de emoción tras haber capturado la breve escena en su cámara de vídeo, convencidos de que había sido «el momento más maravilloso de nuestras vidas», aseguró el hombre, qué dirían los ciudadanos de a pie que acompañaban a Obama en el tren. Gente corriente que conoció a lo largo de sus dos años de campaña y que con sus casos personales le recordarán en esta recta final a Washington lo que ha prometido hacer por ellos y por todo el país. «Habrá malos comienzos, reveses y decepciones», advirtió. «Y seremos llamados a demostrar paciencia incluso cuando actuemos con la fiera urgencia» que demandó durante su campaña parafraseando a Martin Luther King.