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La toma de posesión pone a prueba la capacidad organizativa de la capital

Según Adrian Fenty, alcalde de Washington, todo está listo para recibir a los millones de personas que irán llegando los próximos días para presenciar la toma de posesión de Barack Obama. La capital federal está acostumbrada a eventos multitudinarios y al despliegue de grandes dispositivos de seguridad, pero la 'Obamamanía' pone a prueba la capacidad organizativa de las autoridades. Tanto el Ayuntamiento como las agencias federales implicadas en el 'Inauguration Day' han echado el resto en materia de seguridad. A los 4.000 agentes que integran la policía de Washington se sumarán 16.000 cuerpos policiales de otras ciudades, además de la presencia de 11.000 soldados de la Guardia Nacional.

J. P. NÓBREGA
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Aunque no se ha detectado ninguna amenaza creíble de seguridad, las autoridades federales trabajan para prevenir la peor de las hipótesis y han sellado una amplia zona en torno al Capitolio y otros puntos sensibles. Los atentados terroristas de Londres y Bombay, e incluso los del 11-S en EE UU, han sido estudiados meticulosamente por la policía.

Las medidas de seguridad, que han contado con una financiación especial de la Casa Blanca, son de lejos las más amplias y rigurosas que se han tomado hasta ahora para la toma de posesión. Una tarea enormemente complicada por una multitud que se calcula entre dos y cuatro millones de personas, que tendrá que atravesar sucesivos niveles de control, cada uno más restrictivo que el anterior según se aproxime al lugar de la celebración. Las 240.000 personas con entradas para el acto central el próximo martes y los miles de participantes también con pase para el desfile posterior son sólo una fracción del número de personas que estarán dirigiéndose, a través de la red de metro y autobuses de la ciudad, al famoso Mall de la capital. Allí podrán escuchar cantar, entre otros, a Shakira, Marc Anthony, Paulina Rubio o Alejandro Sanz.