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Egipto rechaza tropas extranjeras en Rafah
Al acuerdo mágico firmado entre Estados Unidos e Israel que ha servido para parar en una tarde una ofensiva de 22 días y 1.200 muertos le ha salido ya un borrón. A juzgar por las palabras del jefe de la diplomacia de El Cairo, Aboul Gheit, a la Administración en retirada de George Bush y a su gran aliado en Oriente Próximo se les pasó por alto el pequeño detalle de contar con Hosni Mubarak a la hora de jurarse que secarán cualquier contrabando de armas a Gaza, cuando el mayor coladero son los túneles de Rafah, bajo la frontera entre Egipto y la Franja. Y en segundo término, el tráfico por el Mar Rojo o el Mediterráneo, vía aguas que también competen a Egipto.
Actualizado: GuardarMubarak ha dejado claro que no aceptará tropas internacionales en su suelo para que le vigilen sus fronteras. «No tenemos en absoluto ningún compromiso con ese acuerdo, no sabemos nada de él y no nos preocupa para nada (...) Israel está ebrio de potencia y de violencia», sentenciaba ayer su ministro de Exteriores, poniendo en evidencia el malestar que en el reino del faraón ha producido enterarse, casi por los periódicos, de que la impermeabilización de su propio territorio es la razón por la que ahora Israel ha decidido poner fin por sí mismo a una guerra que empezó por su cuenta.
Sin entrar en mayores especificidades, entre las partes se habla de que el «acuerdo» proveerá de tecnologías, consultores e información de inteligencia para controlar el contrabando hasta provocar su fin.