El PP abraza el 'buenismo'
Los populares ofrecen su cara amable para el Foro y suavizan su discurso
Actualizado:La crispación es impopular. El PP llegó a esa conclusión al comprobar la respuesta electoral a la tensión que imprimió a su oposición en la pasada legislatura. Mariano Rajoy dio un giro a su estrategia en el congreso de Valencia del pasado verano y ahora su partido abraza el 'buenismo' en su discurso político. El debate y discusión de los documentos programáticos que el PP ha abierto estos días en internet culminará en el I Foro Abierto de Militantes, previsto para el 24 y 25 de enero, cuando se aprobará la resolución definitiva.
Quién le ha visto y quién le ve. El PP del Foro parece otro partido a juzgar por las ponencias que expone en su web. No hay ni rastro de las denuncias al Gobierno por el «engaño de la negociación con ETA», las críticas a la ofensiva nacionalista y las alarmas ante la lengua española amenazada en las comunidades históricas. Y mucho menos figuran planteamientos radicales contra el matrimonio homosexual ni respuestas a los «ataques» de la izquierda a la Iglesia Católica ni diatribas contra la asignatura de educación para la ciudadanía o la negación del calentamiento global, tesis que sostiene el presidente de honor del partido, José María Aznar.
El PP defiende los mismos principios, propuestas e ideas, pero las expresa de forma distinta y con envoltorio más amable. Las afirmaciones de los textos que servirán de base al programa electoral están desprovistas de aristas y describen un futuro idílico en el que prima, por ejemplo, el pacto de Estado contra la pobreza, el fomento de una mayor conciencia medioambiental y un país en el que no habrá listas de espera sanitaria, pero sí más médicos. La propuesta que más se aproxima a la política 'buenista', que tanto desprecian los más radicales de la derecha porque la asimilan a Rodríguez Zapatero, es la dedicada a las relaciones exteriores, que empieza por proclamar un compromiso con el trabajo de «España a favor de un mundo más abierto y más libre», así como una Europa «de valores, unida, diversa y abierta».
En materia de seguridad, apuesta por la prevención y no por la represión, aunque diga que el terrorismo y las mafias exigen la modernización del modelo policial. Tampoco hay acritud en el discurso sobre extranjería sino una defensa del control de fronteras para evitar el tráfico de personas y también medidas para impedir la llegada de mafiosos. «Los delincuentes deben tener menos razones para elegir España, deben ser disuadidos», propone este nuevo PP. «Los que vienen a nuestro país en busca de un sueño no pueden sentirse como un problema», apunta. «Apostemos por una inmigración en positivo, basada en la legalidad y en la integración», añade, y propugna la lucha contra la xenofobia, el racismo y la discriminación de todo tipo. Aunque auspicia la inmigración legal y rechaza las regularizaciones masivas, sostiene que es preciso «favorecer la integración de los inmigrantes que ya están en nuestro país a través de la asunción de nuestros derechos y deberes constitucionales».
De las seis propuestas sometidas a discusión en la red -sobre valores y principios, política social, asuntos exteriores, medio ambiente y nuevas tecnologías, España y economía-, la más novedosa en el tono es, sin duda, la referida a la lucha antiterrorista. Como en el resto de capítulos, el PP no cambia en nada sus posiciones, pero imprime un giro copernicano al acento que pone en sus palabras, que ni por asomo permiten sospechar que se trata de la misma organización que lideró Aznar.
No hay rastro de las advertencias apocalípticas sobre las ofensivas nacionalistas, la traición a los muertos y la complicidad socialista con los violentos. La única exigencia al Gobierno se refiere a la disolución de los ayuntamientos gobernados por ANV.
Apuesta por combatir el terrorismo con todo el Estado de Derecho «hasta su erradicación definitiva» y su expulsión de los consistorios. «La presencia de formaciones terroristas en instituciones públicas -apunta- supone una afrenta contra la dignidad de la democracia, un ultraje a las víctimas y una amenaza para la libertad y la convivencia».
El documento sobre principios y valores constata que España es un estado aconfesional y apuesta por la libertad religiosa; reivindica la igualdad y la no discriminación por «nacimiento, sexo, raza, ideología, religión u orientación sexual». En contra de la tesis de Aznar, el PP afirma que el cambio climático es «una amenaza real» para el ser humano y el medio ambiente, al tiempo que se compromete a asumir la reducción de la emisión de gases y la dependencia energética exterior «sin renunciar a ninguna fuente de energía», lo que supone una puerta abierta a la nuclear, sobre la que hasta ahora no se había pronunciado.