NADANDO CON CHOCOS

Probablemente el aparcamiento no existe

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Cada vez son más los que niegan la existencia de aparcamiento en Cádiz. A la búsqueda de un sitio en el centro de la ciudad, media hora de media sobre el horario establecido, las manos sobre el volante y un horroroso single sobre pateras hundidas sonando en la radio, muchos también suspiran que «probablemente, Dios no existe».

Ni está, ni se le espera, al menos en los próximos meses, cuando el perímetro de Cádiz -que tiene bonito hasta el perímetro- se ponga patas arriba de obras y los gaditanos tengan que meterse el coche en el mismísimo PGOU. Es tan difícil encontrar un aparcamiento por menos de siete kilos, como los siete kilos para pagarlo. En los párkings -que tampoco son ningún regalito- hay lista de espera de meses y dicen que las obras van a levantar 1.800 plazas.

Tienen parte de razón los que dicen que hay que sufrir para tener una ciudad mejor y que se están construyendo, justamente, aparcamientos. También tienen parte de razón los que claman que esos futuros párkings serán todos de pago.

Los habitantes del centro tienen el récord olímpico de vueltas a la manzana. Consciente del derroche de CO2 que supone y su influencia en el Cambio Climático, Tráfico intenta soslayar el problema poniendo el asunto aún más difícil. Si no, no se explica que no se pueda dejar el coche a la entrada del Paseo Pascual Pery (junto al Náutico) ni frente a los bares de la Punta. Debe de ser «zona de movida juvenil», también en martes por la mañana.

Para algunos desengañados, la probabilidad de que el Creador exista es comparable a la de que las políticas municipales de tráfico no sean las de Toma el dinero y corre, a que cuando se terminen las obras los párkings se elimine parte de la zona azul. Una cuestión de fe.