El actor trabaja también en la compañía teatral La Guindalera.
RAÚL FERNÁNDEZ DE PABLO ACTOR

«En la televisión está la bolsa de trabajo»

El cocinero infiltrado en La Laguna Negra que protagoniza hoy el final de la cuarta temporada de 'El Internado'

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Raúl Fernández de Pablo, actor madrileño que cuenta ya con una notable trayectoria teatral, no estaba acostumbrado a que le abordasen por la calle. El teatro no tiene ese efecto masivo que da la televisión y su personaje de Fermín, el cocinero infiltrado cuyo oficio es una tapadera en El internado, ha ido creciendo en la serie de Antena 3 y ganando popularidad, una situación nueva para él. Fermín cerrará hoy una de las principales tramas del fin de temporada de la serie de Globomedia. La serie protagonizada por Luis Merlo y Amparo Baró ha trasladado este último episodio al jueves, en una competitiva noche en que se enfrenta a Gran hermano.

-Su personaje tiene un protagonismo especial en este fin de temporada. Parece que quiere tomarse la justicia por su mano.

-Quiere arreglar cuentas con su pasado, con algo que le atormenta, y solucionarlo para poder seguir avanzando. A Fermín lo contrataron para cumplir una misión diferente, encontrar joyas y obras de arte escondidas, un tesoro oculto en el entorno del internado, con tal de salvarse de la cárcel. Pero tirando de la madeja descubre asuntos que tenían que ver con su pasado personal, con su padre. En este último capítulo, por el detalle de un anillo ya sabe quién es el asesino de su padre.

-Se está enredando demasiado el desarrollo de la trama. A poco que el espectador se salte algún capítulo se pierde en las tramas.

-Es cierto. Este tipo de series buscan enganchar al público dejando en suspense el final de cada capítulo para que haya que ver el siguiente. Para eso tienen que abrir muchas líneas argumentales porque, si no, se acaba el misterio. Los guionistas tienen que hacer encaje de bolillos.

Posible segunda parte

-El día que se descubra el misterio de La Laguna Negra se acabó la serie.

-Sí, a no ser que decidan hacer una segunda parte, una historia diferente.

-¿Se ha orientado la serie hacia los adolescentes, principalmente?

-Eso parece. Las tramas de los adolescentes han tomado fuerza y es lo que mantiene en vilo a la audiencia. Una gran parte de la audiencia es público adolescente, aunque se abarcan más edades.

-Fermín ha tomado protagonismo esta temporada. ¿Seguirá creciendo el personaje en la siguiente tanda?

-No lo sé, porque se cuidan bastante en darnos información sobre lo que va a suceder. Lo mantienen en un alto secreto. Pero lo cierto es que el personaje fue tomando cuerpo. Nació como secundario y se vio que tenía fuerza esa trama de acción y aventura que él representa.

-Las series están descubriendo a actores que tienen una trayectoria teatral pero son desconocidos para el gran público.

-Sí. La televisión ofrece ese escaparate social para gente que, como en mi caso, no teníamos. Al mismo tiempo también da oportunidad a gente muy joven que se está formando. En el teatro, la situación es más flexible, hay pocos papeles para jovencitos y no es raro que, en todo caso, los den vida actores de más edad. La televisión ofrece esa oportunidad de acceder a un tipo de proyectos que, si no estás en el medio, es difícil que puedas alcanzarlos. Entras en la bolsa de trabajo. Pero eso tiene sus pros y sus contras.

-¿Cuál es la parte negativa?

-Que te reconozcan por la calle, la fama. Al principio es novedoso, excitante, pero llega a ser molesto en ciertas situaciones, porque estás tomando una caña con tus amigos y no te apetece dar cuentas a los demás de la serie o de Fermín. Yo soy muy celoso de mi intimidad pero hay que lidiar con ello porque son gajes del oficio.

-Usted ha trabajado mucho en el teatro. Los actores dicen que ha revivido la escena, que la gente está deseando ver historias en vivo.

-Sí. Estamos inmersos en un mundo donde lo audiovisual tiene mucho protagonismo, como lo efectista y lo que entra por los ojos, algo muy diferente al teatro, que crea una comunicación y una atmósfera especial que se traslada al patio de butacas. El público agradece esta experiencia. El teatro tiene un elemento que le hará no morirse: la imaginación, un arma más poderosa que mil imágenes. Está resurgiendo con un amplio abanico de posibilidades.