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Hillary hace un guiño a Irán
La futura secretaria de Estado se muestra proclive a «un nuevo acercamiento», mientras se solidariza con Israel y los civiles palestinos
Actualizado: GuardarMedia docena de mujeres con pancartas que entraron en el hemiciclo del Senado le pidieron a gritos que hablase por las víctimas de Gaza, pero al exponer lo que será la política exterior de Barack Obama, Hillary Clinton puso más énfasis en solidarizarse con el Estado de Israel.
«El presidente electo y yo comprendemos y simpatizamos profundamente con el deseo de Israel de defenderse ante las actuales condiciones y librarse de los cohetes de Hamás», entonó la ex senadora por Nueva York, que se ha ganado el apoyo de la comunidad judía. «Sin embargo, también se nos ha recordado el trágico costo humanitario del conflicto de Oriente Próximo, y el dolor que han sufrido los civiles palestinos e israelíes», puntualizó.
Mucho menos de lo que esperaban las mujeres de Code Pink que gritaban a su espalda. «¿Qué pasa con la gente de Gaza?», protestaban. «¿Hillary, levántate! ¿Necesitamos tu voz!».
Más de novecientos palestinos, de los que el 45% se cree que son niños y mujeres, han muerto en los dieciocho días de campaña militar, frente a trece israelíes, diez de ellos soldados. Clinton habló como si se tratase de una balanza equilibrada, decidida a continuar los esfuerzos de los presidentes de Estados Unidos, «incluyendo mi marido», para resolver el conflicto. Su objetivo, «lograr una seguridad real para Israel, relaciones normales y positivas con sus vecinos, e independencia, progreso económico y seguridad para los palestinos en su propio Estado».
Fue ésta la máxima concesión de la ex primera dama a las aspiraciones del pueblo palestino, sometido a un embargo inflexible desde que hace año y medio Hamás ganase las elecciones. Clinton dejó claro que no habrá negociaciones con ellos hasta que reconozcan al Estado de Israel y abandonen las armas.
Prioridad diplomática
Tampoco fue más condescendiente con Irán, al que prometió una nueva ofensiva diplomática para que la comunidad internacional apruebe sanciones más duras que le obliguen a abandonar sus aspiraciones nucleares. Sin embargo, para la república islámica tiene guardado «un nuevo acercamiento» que no quiso descifrar hasta que se lo cuente en persona a sus aliados en la región. Y aunque prometió dar prioridad a la diplomacia y al multilateralismo, «no hemos retirado ninguna opción de la mesa», advirtió.
La futura secretaria de Estado no quiso aclarar si reanudará pronto las relaciones diplomáticas con países como Siria, donde EE UU ni siquiera tiene embajador, según recordó frustrado el nuevo presidente del Comité de Asuntos Exteriores que le pasaba revista, John Kerry.
Sí reiteró la promesa electoral de Obama para retirar las tropas de Irak en dieciséis meses, algo que según dijo «el Gobierno de Bagdad no sólo desea sino que quiere facilitar». El plan comenzará por sacar las brigadas de combate de las ciudades y aldeas iraquíes para junio, y «redistribuirlas luego en Afganistán», donde espera sumar más apoyos de la OTAN.
A la heroína del feminismo estadounidense la acompañaba su hija Chelsea, y brillaba por su ausencia su marido. El comité hizo énfasis en que la fundación de Bill Clinton podía ser vista por otros países como una vía para ganarse sus favores a través de donaciones, por lo que han quedado vetadas de mutuo acuerdo.
Aparte de ese tema, zanjado de antemano, la futura responsable de la política exterior recibió una cálida acogida de sus colegas demócratas y republicanos, por lo que no se espera ningún problema para la confirmación de su nombramiento.