Pugnas estéticas
La noche iba de pugnas estéticas al fulgor de Hollywood: el glamour contra la crisis; las joyas de Chopard contra las de Harry Winston; palabra de honor contra asimétricos; europeos versus americanos; colores pálidos contra chillones; y la NBC contra la FOX, es decir, la retransmisión de la gala contra el estreno de la nueva temporada de 24. Y, ¿quién ganó? Pues naturalmente el espectáculo. Tan es así que hasta hubo quien pagó en el Beverly Hilton los 3.000 dólares de un pack que incluía la habitación, un desayuno celestial, una cajita gourmet y el seating en primera fila de la alfombra.
Actualizado: GuardarUn sitio privilegiado para ver a las tres mejor vestidas: Cameron Díaz, hombro descubierto con un asimétrico Chanel en rosa chicle; Penélope Cruz con un palabra de honor entallado y beige de Armani, luciendo chuleta en un peinado discreto; y Kristin Scott Thomas, ya no tan bella pero con un elegantísimo Lanvin al estilo clásico de Vionnet. Entonada para lo que en ella es habitual estuvo Demi Moore con un Dior rosa palo de tirantes cruzados al cuello, aunque su partenaire Ashton Kutcher le afeaba el conjunto con su smoking medio indie. Y ya en el capítulo de las estéticamente desafortunadas se situaban los clásicos embutidos de erotismo hollywoodense. Por ejemplo Eva Mendes, que destrozaba el nombre de Dior con un palabra de honor de curvas tan improcedentes como desproporcionados eran su color merengue o el descomunal lazo que lo ceñía. Y lo mismo Beyoncé, con la profunda abertura hasta la cadera de un palabra de honor repleto de pedrería.
La cola exagerada que Rem Acra esculpió para el ajustado tailleur de Eva Longoria y el vestido corto con flor inmensa de Heidi Klum, la peor puñalada para una gran belleza. Otro tanto Renée Zellweger y Jennifer López. La primera, entre lo cursi y lo grandilocuente, con su Carolina Herrera de cuerpo transparente en tul negro. Y la segunda, abonada siempre a la exhibición corporal por delante y por atrás, con un diseño de Marchesa en color champán. Victoria, pues de los colores pálidos, los palabra de honor, los couturiers europeos y la elegancia contenida frente al descoque mal visto en tiempos de crisis.