MUNDO

Sucios juegos de guerra en Gaza

El Ejército israelí y Hamás coinciden a la hora de vulnerar cualquier ética bélica con tal de confundir al enemigo

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El tratado de estrategia militar más antiguo del mundo ya sentenció que todo «el arte de la guerra se basa en el engaño». Veinticinco siglos después del clásico del general chino Sun Tzu y de sus enseñanzas sobre cómo conducir los ejércitos a la victoria en los tiempos épicos de 'los reinos de los combatientes', el artificio, la mentira y las trampas letales forman parte de la lucha que se desarrolla en Gaza tras el lanzamiento de la ofensiva israelí contra Hamás hace hoy dieciocho días.

Son tácticas sucias, no necesariamente nuevas, que en el campo de batalla buscan confundir al enemigo, pero que en muchas ocasiones amenazan con poner en riesgo la vida de los civiles, entre los que los islamistas se confunden para vencer. Primero hay que proteger las filas propias, luego ya le tocará al pueblo. Según testimonios de los residentes de la Franja, los milicianos combaten con ropas de calle y hasta la Policía de Hamás ha recibido la orden de no vestir el uniforme. Nadie se atreve a dar nombres. De esta guisa, dando la impresión de ser inocentes ciudadanos, los armados surgen de los túneles y los búnqueres subterráneos para sorprender a los soldados israelíes. Que también se disfrazan: utilizando los trajes y los símbolos de las Brigadas de Azzedin al-Qassam, el ala militar de Hamás, y dirigiéndose unos a otros en árabe, logran infiltrarse en las zonas urbanas y casas sin levantar sospechas antes de tiempo.

La radio de Gaza advertía esta semana también de que los efectivos hebreos se desplazaban en un vehículo utilizado por paramédicos para avanzar camuflados. La emisora difundió el color y el número de matrícula del coche.

Comunicación en árabe

El uso del árabe es una herramienta recurrente en manos del Ejército judío. Oficiales de la Inteligencia israelí se hacen pasar por jordanos, libios o egipcios que, en conversación telefónica, contactan con los palestinos de la Franja para expresarles sus simpatías e interesarse por su apoyo o vinculación a Hamás. Y en su caso, por el temor de los vecinos a ser utilizados como escudos humanos o vivir cerca de una posición miliciana. De confirmarse la información, Israel ya tiene dónde buscar y ataca.

Según difundía recientemente el periódico 'The New York Times', las Fuerzas Armadas israelíes también estarían empleando misiles sin capacidad de explosión, conocidos como 'golpe en el tejado', para asustar a los civiles y evacuar rápidamente edificios en los que podrían estar arropando a milicianos. El 'modus operandi' después de esta argucia pasa por una violencia extrema: los soldados hebreos entran a los inmuebles abriendo agujeros en los muros exteriores e interiores, evitando las puertas donde podrían esperarles bombas-trampa y las ventanas expuestas a los disparos de los francotiradores.

En estas incursiones, un vecino del campo de refugiados de Yabalia ha asegurado que Israel utiliza como avanzadilla perros con cámaras y walkie-talkies atados en sus patas, que reconocen el terreno y transmiten lo que pasa dentro de las casas antes de la entrada de los militares. Consta también que en un inmueble de Zeitun, el castigado barrio periférico de la capital de Gaza, Hamás ha situado al menos una vez un maniquí-bomba ataviado de miliciano a la espera de soldados judíos. Al primer disparo, la carga del falso combatiente es capaz de derrumbar el edificio.