PAN Y CIRCO

De los nervios

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

so de que el cliente siempre tiene la razón es una memez que trasladada al fútbol aumenta su grado de incongruencia. Nunca seré defensor del status quo del que gozan buena parte de los futbolistas, socios de un club de élite nacido de la necesidad que tiene el aficionado de crearse héroes que vengan a aliviar su gris existencia, siendo además ejemplo del éxito por la vía más rápida: dinero fácil, chalet en urbanización de lujo, deportivo de última gama, cenas a 100 euros el cubierto, mujeres que quitan el hipo y alagos por doquier. El problema surge cuando al espectador se le cruzan los cables y arremete contra sus presuntos ídolos provocando el efecto contrario de lo que se persigue. El cadismo -fenómeno social en el que se amparan individuos de toda cultura y condición- se caracteriza por tener una memoria bastante frágil y esto es debido básicamente a la tremenda juventud de buena parte de su población. Que lejos parecen quedar ya las nueve temporadas consecutivas que vivió la capital en Segunda B cuando algunos de los que ahora arremeten contra el rendimiento del equipo apenas se podían tener en pie y el amarillo y el azul les daba lo mismo que el naranja y el negro. Ahora que esta ciudad, este club, su equipo y su hinchada están pasando por un trámite inesperado y del que tienen mucha culpa actuales y recientes gestores y técnicos de la entidad (y ninguna un tal Kiko Femenía), no vayamos a complicarnos más la vida que bastante martirio tenemos con sufrir una categoría de lo más indeseable. De ahí que resulten sorprendentes las quejas y críticas a una plantilla y un técnico a los que es imposible que en apenas un mes se les haya olvidado jugar al fútbol. El Cádiz es un líder solido al que le vendría fatal que en su propia ciudad terminaran por hacerle la cama con lo que cuesta un ascenso y lo recomendable que es tener paciencia en estos casos.