Los empresarios temen perder una sexta parte del tejido productivo en dos años
Tras cerrar 4.500 compañías en 2008, la CEC augura una sangría similar para 2009 La Confederación encuesta a sus asociados y reclama menos impuestos y más liquidez
Actualizado: Guardar2009 es un año proscrito. No hace falta hacer ninguna encuesta para darse cuenta de que casi nadie quiere atravesar el desierto que dicen que vendrá a partir de ahora y que puede echar arena incluso al ejercicio de 2010. «2009 será peor que 2008», han dicho. Y de lo que no hay ninguna duda es de que será muy malo. La Confederación de Empresarios de Cádiz ha realizado una encuesta (ésta sí había que hacerla) entre sus asociados (las 150 asociaciones representadas suman más de 15.000 empresas bajo su paraguas) para determinar cómo está realmente la situación económica en la provincia, cuáles son sus amenazas y sus debilidades y también qué fortalezas presenta pese a todo y si hay alguna oportunidad que aprovechar. La foto fija se hacía más que necesaria frente a un panorama que se presenta tenebroso.
«Estamos muy preocupados por la evolución que tendrá este año y también por 2010», alertó Miguel González Saucedo, presidente de la CEC. Como empresario que es, glosó los augurios con cifras: según sus cálculos, alrededor de 4.500 empresas han desaparecido durante el pasado año en Cádiz y «en 2009 las cifras serán similares». La pérdida de 9.000 emprendedores supone aproximadamente recortar de un solo tajo la sexta parte de la capacidad empresarial gaditana. «Y no somos una sociedad especialmente caracterizada por nuestro tejido emprendedor», puntualizó el responsable de la patronal. «Es realmente preocupante que se haya pasado de un momento de creación de empresas como fue 2007 a la destrucción de miles de compañías», ahondó en la cicatriz el vicepresidente y secretario general, Javier Sánchez Rojas, que fue el encargado de explicar la receta resumida (y la ampliada igualmente) de la asociación económica frente a la recesión que acompaña las estadísticas actuales.
Básicamente, y hay que tirar primero del boceto, los empresarios reclaman tres cosas en positivo y otras tres en negativo. La trinidad blanca estaría conformada por más financiación, más crédito y liquidez y más productividad. La negra, por menos trabas administrativas, menos costes de la Seguridad Social, y menos presión fiscal. En fin, para los que quieren una reducción hasta la simpleza absoluta la solución de la CEC se queda en menos impuestos y más dinero de los bancos.
«Porque es verdad que han inyectado liquidez a los bancos, pero ese dinero se ha quedado en los bancos y sólo le ha solucionado el problema a ellos», recordó González Saucedo.
¿Es la financiación entonces el monstruo del lago? Es el monstruo de ésta y de varias películas al mismo tiempo. Todo empezó con un temblor inmobiliario que desembocó en la actual tormenta financiera. Luego han venido otros jinetes del Apocalipsis como los problemas de confianza («puedes confiar en alguien durante 30 años, pero si te la juega, la pierdes y luego tardas mucho en recuperarla», ilustró el número dos de la confederación) y los energéticos.
Los actores secundarios para el gran público (pero tan importantes para que la trama sea la que es) en Cádiz tienen nombre de economía sumergida. «No es justo que la única lucha que se hace contra las ilegalidades sea controlar a las empresas legales que aparecen en todas las listas; así nunca van a encontrar nuevas bolsas de ilegalidad», criticó Sánchez Rojas con cierta amargura.
El lamento es comprensible: en torno a una cuarta parte del Producto Interior Bruto de Cádiz se debe a las actividades con dinero negro. En número, son 5.000 millones de euros (no de pesetas: de euros) en facturas sin cobrar, blanqueo de capitales, infravaloración de viviendas, contratos sin protección social...
Los diez deseos
Líneas atrás se habían destacado los dos tríos de condiciones innegociables para salir del atolladero en el que está sumida la economía nacional y la gaditana. Ampliando el foco, la CEC concreta hasta una decena de medidas.
Son concesión de financiación por parte de las entidades de crédito, flexibilización de la financiación, reducción de los tipos de interés, descenso de la presión fiscal que sufren tanto las empresas como los particulares por parte de las administraciones, mayor implicación de las Administraciones Públicas, disminución de la burocracia administrativa, unos mayores incentivos a favor de las empresas por parte de los gobiernos, una mejor regulación en determinados sectores para establecer controles a la competencia desleal existentes, más controles y medidas para garantizar el pago por parte de los deudores y, por último, necesidad de flexibilizar la normativa que regula las relaciones laborales.
De hecho, y respecto a esta última condición, la de las relaciones entre empresarios y sindicatos, los dos mayores portavoces del colectivo de emprendedores gaditanos desplegaron ciertos problemas añadidos en la producción gaditana. La conflictividad, en suma. «No es muy lógico que Cádiz esté a la cabeza de las provincias españolas con más números de conflictos laborales», señaló González Saucedo. Desde su visión, ocupar las primeras posiciones en este ranking supone «que muchas empresas se vayan a otro lado y decidan no instalarse», con lo que claro, habría que arreglar algo.
¿Y qué es lo que proponen los propios empresarios para mejorar? Una formación profesional previa, incentivos a la eficacia, facilidad en el despido objetivo, reciclaje y adaptación, seguridad en el empleo y mayor movilidad.