Editorial

En la espiral

El rechazo mostrado por Hamas al plan de pacificación auspiciado por Egipto y Francia redujo ayer las esperanzas de que el sangriento y desigual pulso que junto a otras facciones palestinas mantiene con Israel pueda encauzarse hacia el diálogo, aliviando la extrema inseguridad y desatención que soportan los habitantes de Gaza. El comunicado suscrito en Damasco por Hamas junto con Yihad Islámica y grupúsculos hoy menores como el FDLP y el FPLP advierte de que la iniciativa franco-egipcia permitiría a Israel obtener aquello que no ha logrado todavía. Al comienzo de la intervención sobre Gaza la ministra de exteriores israelí y candidata del Kadima, Tzipi Livni, declaró que la misma obedecía al propósito estratégico de su Gobierno de ayudar a los palestinos moderados acabando con el poder que ostentan los extremistas. La sinrazón está tan enraizada en el conflicto israelo-palestino que tan discutible resulta la posibilidad de que las intenciones declaradas por Livni se hagan realidad mediante una operación denominada Plomo fundido como que, contra lo que expresa el comunicado de Hamas, Israel no consiga los objetivos que pretende precisamente gracias al rechazo del extremismo palestino a la propuesta conjunta de Egipto y Francia.

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La declaración fechada en Damasco demuestra hasta qué punto la espiral violenta lleva a quienes se valen del terror a alimentar el principio de «cuanto peor mejor». La negativa fundamentalista a admitir cualquier salida que no pueda presentar como una victoria neta sobre el 'enemigo sionista' contribuye a que el Gobierno israelí se sienta internamente legitimado para dar inicio a la tercera fase de su ofensiva sobre Gaza. Pero fuese cual fuese el resultado militar que Israel obtuviera con su intento de control de los núcleos urbanos de la Franja, sería dudoso que ello ayudase a los moderados de Abu Mazen a arraigar en una población dolorida, inclinada a ver a los gobernantes de Cisjordania como corruptos y entregados a los intereses israelíes. Una intervención percibida como brutal e injusta por la comunidad palestina de Gaza en general nunca puede fomentar la moderación. Y aunque ayer Hamas volvió a hacer méritos para que Israel continúe optando por su derrocamiento 'manu militari', tampoco es fácil que éste lo consiga.