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Su primera vez en la oficina de empleo
En la estadística de 147.655 parados de la provincia de Cádiz, dada a conocer ayer, aún no está reconocido Manuel Collantes, un joven de 30 años de la capital. Sin embargo, lo estará pronto en los próximos datos, ya que se inscribió ayer mismo en la lista del desempleo, después de que lo echaran el pasado 31 de diciembre de una empresa en la que trabajaba desde hace dos años, ejerciendo como informático en Sevilla. «Hubo una serie de problemas en la compañía, que por supuesto ellos atribuyen a la crisis; y como consecuencia yo y un grupo de gente que trabaja conmigo hemos ido a la calle, sobre todo, los que estábamos a través de una empresa de trabajo temporal, que creo que son los que primero van a quitarse de en medio las empresas ahora», señala en la puerta de una oficina de empleo de Cádiz.
Actualizado: Guardar«Es la primera vez que me encuentro en esta situación», afirma, ya que empezó a trabajar al poco tiempo de acabar la carrera. Ahora ha regresado a su Cádiz natal -«de la que no me he ido nunca del todo»- y donde comienza de nuevo la andadura de búsqueda de trabajo (a ser posible, de lo suyo). No obstante, no le hace ascos a trabajos «en cualquier parte de Andalucía», ya que admite que en la provincia gaditana «veo que la cosilla está regular» y será difícil hallar un empleo. «Últimamente, además, piden mucha más especialización que antes y como hay mucha gente en paro aumenta también la competencia; siempre hay muchos que son mejor que tú y otros que llevan diez años de experiencia», explicaba ayer Manuel no sin algo de preocupación, pero aún «con cierta tranquilidad». Él ha sido «previsor» y con algo que tiene ahorrado y la prestación del desempleo le puede dar para unos meses mientras busca empleo. Si no lo logra, «a final de año a lo mejor estoy con otra cara, pero por ahora estoy tranquilo», afirma.
En la oficina de empleo de la Junta en la que ha gestionado el papeleo, ayer «la cosa estaba tranquila», según Manuel, que ha visto cómo «en otras de Sevilla, se hacen colas y colas... Aquí se ve que el problema de la falta de trabajo viene de largo, desde hace mucho tiempo, y lo de ahora no ha sido el mismo gran bofetón que se han dado en otros sitios».