DRAMA. Dos palestinos sujetan el cadáver de una niña encontrada entre los escombros de una casa destrozada durante los ataques aéreos israelíes. / EFE
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Israel se ensaña con los civiles

Un ataque contra una escuela de la ONU en Gaza mata a 40 personas Olmert admite contactos con líderes mundiales para buscar una tregua

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«Hemos tenido que abrir 23 escuelas para que se refugie gente, miles y miles de personas que huyen de los combates o cuya casa ha sido destruida todas las escuelas están marcadas con las siglas de la ONU, en blanco y azul corporativo, tienen banderas de la organización y, además, Israel sabe las situaciones GPS de cada una de ellas porque nosotros se las hemos dado». El portavoz de la agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA), Adwan Abu Hasna, se esforzaba ayer por desmontar cualquier excusa que pudiera atribuir a un error de cálculo los ataques que Israel perpetró en menos de 24 horas contra dos centros educativos de la ONU en Gaza.

Las embestidas dejaban al menos 43 muertos, todos ellos civiles, y ponían en entredicho el archidifundido plan de guerra de Israel, según el cual, la actual ofensiva que ejecuta en la Franja se ha lanzado a la caza exclusiva de objetivos de Hamás. El Ejército, no obstante, despejaba la ecuación señalando ayer que sus «investigaciones iniciales» demostraban que «desde dentro de la segunda escuela se dispararon morteros a las fuerzas israelíes y, en respuesta, las fuerzas lanzaron un número de salvas de mortero al área». Haciendo uso de su cortante estilo, la ministra de Exteriores, Tzipi Livni, resolvió que «desafortunadamente, los combatientes de Hamás se esconden entre los civiles».

«No voy a especular sobre las razones por las que lo hicieron, estoy simplemente constatando un hecho, por lo que exijo responsabilidades (...) La gente inocente de Gaza quiere y tiene derecho a exigir responsabilidades para que así se imponga el derecho y no el imperio del fusil», reclamaba en una conferencia vía satélite el respetado jefe de operaciones de la ONU en la Franja, John Ging.

La primera de las agresiones, un bombardeo aéreo, pillaba por sorpresa a 450 vecinos huidos de los castigados enclaves de Beit Hanun y Beit Lahia que habían encontrado amparo en la llamada escuela 'Asma', dirigida por la UNRWA, del campo de refugiados de Shati. Eran las 23.30 de la noche del lunes y en el impacto sobre el edificio morían tres jóvenes hermanos de 24, 25 y 29 años.

Segundo ataque

Cuando la ONU apenas había empezado a reaccionar públicamente, un segundo ataque ejecutado por disparos de tanque pegaba de lleno en la entrada de otra escuela, la de Al Fakhura, barrio de la también asediada Jabalya. Al cierre de esta edición, en el hospital Kamal Adwan de Beit Lahiya habían muerto 30 civiles de los que se encontraban en el interior del centro y al menos otros 10 en el de Shifa, en Gaza capital. El número de heridos por la metralla, muchos de ellos de gravedad, superaba los 55. «Si en la primera escuela había 450 refugiados, en esta segunda es incalculable, porque es un colegio inmenso, donde estudian Secundaria más de 1.100 jóvenes... Sabían dónde estaban apuntando», señalaba a este diario un vecino de la Franja, antiguo alumno de la escuela de Al Fakhura.

De las más de veinte personas que perdieron la vida ayer en Gaza víctimas de otros ataques israelíes, 10 de ellas de una misma familia aniquilada en su casa por el proyectil lanzado desde un buque, está confirmado que dos son milicianos. La lista de ciudadanos sin implicaciones con los grupos violentos que han resultado muertos se eleva así a más de 125 de los casi 600 que la 'operación Plomo Sólido', reconvertida en 'Arrancar de raíz' en su fase de incursión terrestre, arroja por ahora, según cifras que facilitaba ayer la ONU.

En el bando judío, cuatro militares morían el lunes por la noche tras el disparo por error a su unidad de otro tanque israelí, y otro soldado fallecía ayer en combate.

La ofensiva, ayer, avanzó imparable hasta rodear la ciudad de Jan Yunes, mientras que el camino diplomático parecía registrar un leve, pero confuso, movimiento hacia delante. Tras haber rechazado oficialmente la última propuesta de tregua planteada por la UE, el primer ministro hebreo, Ehud Olmert, reconocía tener «distintas ideas para una solución diplomática» y aseguró estarlas «tratando con muchos líderes mundiales».

En principio, en estas conversaciones, Israel estaría presionando para conseguir un acuerdo que garantice el «bloqueo efectivo de la Ruta Filadelfi, con supervisión y seguimiento», lo que alude al control del paso fronterizo de Rafah que une la franja con Egipto. El objetivo de tal maniobra sería garantizar el fin del contrabando, un acuerdo que podría ser apoyado por El Cairo para evitar la posibilidad de que una ocupación de Gaza desemboque en una avalancha de refugiados hacia su territorio.