Cuando se apaga un latido
El aeropuerto de Jerez es pionero en el uso de desfibriladores que, sin ser obligatorios, previenen casos de muerte súbita
Actualizado: GuardarDe cada 70.000 infartos anuales en España se producen 20.000 casos a causa de la muerte súbita -se denomina así al episodio en el cual la persona afectada pierde el pulso, la respiración y la consciencia de una manera inesperada y repentina-, y tan sólo 41.000 personas del total consiguen llegar con vida al hospital.
La muerte en 2007 del joven futbolista del Sevilla, Antonio Puerta, por un ataque súbito al corazón puso sobre el tapete de la actualidad esta enfermedad, pero también la importancia de los desfibriladores automáticos, cuyo uso, en el caso del deportista sevillista, permitió una primera recuperación en el ataque cardiaco inicial.
Según explican los cardiólogos, el 80% de las paradas del corazón podrían no acabar en muerte si el paciente recibe los cuidados a tiempo. Por eso, muchos especialistas aconsejan la instalación de estos aparatos en las estaciones de transporte, centros comerciales, palacios de congresos y exposiciones, residencias geriátricas, campos de golf, piscinas y playas, locales de espectáculos y discotecas, así como centros deportivos como campos de fútbol.
En la provincia, un ejemplo significativo es el aeropuerto de Jerez, pionero en la implantación de estos mecanismos, ya que es de los pocos aeródromos junto con el de Palma de Mallorca, en contar con cuatro de estos aparatos que «reducen hasta en un 30% la tasa de mortalidad por arritmias o afecciones cardiacas», según la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias. Destaca también el centro comercial Bahía Sur de San Fernando, que es el primero de toda Andalucía en implantar la Columna de Rescate Cardiaco o de Cardioprotección (un desfibrilador que cuenta con una conexión permanente con el servicio del Samur). El centro comercial cuenta con dos de estas columnas que «permiten disponer de un sistema integral de prevención, para contribuir a la disminución de las defunciones por fibrilación ventricular y que tras un año de su instalación no hemos tenido que utilizar», comenta Cristina de la Torre, responsable del centro comercial.
No sucede lo mismo en el resto de lugares públicos. En la actualidad son más numerosos los espacios que no tienen estos aparatos que los que sí lo poseen, como es el caso de la compañía Iberia, que cuenta con ellos pero no los tiene instalados; o el AVE que no dispone ninguno para utilizarlo en caso de emergencia.
Una de las ventajas de los desfibriladores es que detectan por sí mismos si el corazón de la persona afectada se encuentra en un estado de emergencia, y sólo en ese caso autorizan dar la descarga eléctrica, que se realiza presionando un botón. «Es el propio aparato el que hace un electro y permite a la persona proceder a la descarga que le permita al corazón volver a bombear», apunta Javier M. González de AED-Grupo Over.
La respuesta ciudadana es fundamental: por cada minuto que transcurre se reducen las probabilidades de supervivencia en un 10%. La llegada de los servicios de emergencias a tiempo y la solidaridad de los ciudadanos ante situaciones imprevistas pueden salvar una vida. Los Centros de Coordinación de Urgencias y Emergencias, a través de la línea 061 y del teléfono de urgencias sanitarias (902 505 061) recibieron en la provincia 432.842 llamadas, consiguiendo disminuir el tiempo de respuesta de los efectivos entorno a los nueve minutos, un minuto y medio menos que el año anterior.
Una ley que no obliga
Desde el Gobierno central no se ha aprobado ninguna ley sobre el uso e instalación de los desfibriladores sino que han sido las comunidades autónomas las que han promulgado sus propios decretos. En el caso de Andalucía, dicho decreto reconoce su utilización pero no obliga su instalación. Además de regular su uso a personal no sanitario por medio de unos cursos de formación previos. Por lo que, desde Sanidad se está trabajando en una nueva ley que modifique la actual para que todos los espacios públicos cuenten con un desfibrilador, no sólo los centros de salud.
sfernandez@lavozdigital.es