BAJADA. Los carburantes han reflejado la caída del precio del barril de crudo. / SERGIO ESPINOSA
Economia

La inflación cierra 2008 en el 1,5%, la tasa más baja en los últimos diez años

El drástico descenso perjudica la actualización de los salarios Los precios de servicios públicos crecen por encima del IPC

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El desplome de la cotización del crudo y el parón del consumo obraron el milagro: la inflación anual registró en diciembre un brusco descenso de nueve décimas y se quedó en el 1,5%, la tasa más baja de los últimos diez años. El dato corresponde al avance del Índice de Precios de Consumo, que con criterios comunes para todos los países de la Unión Europea (IPCA), elabora el Instituto Nacional de Estadística. La diferencia respecto al indicador definitivo -que en esta ocasión se publicará el 15 de enero- no suele ser superior a una décima hacia arriba o hacia abajo.

A falta de la ratificación oficial del IPC, autoridades, agentes sociales y expertos daban ya por segura una notable moderación de los precios en el último mes del año, efecto que perjudica a los asalariados y también a los consumidores de servicios públicos.

Aunque no se conocen los detalles, los analistas calculan que en la fuerte contención de los precios de diciembre han jugado un papel básico el traslado de una parte del impacto de la caída del barril de crudo a los precios energéticos -y en especial de los carburantes-, así como la contención de otras materias primas y el efecto que en el comercio está produciendo la drástica contención del consumo doméstico. El Índice de Precios de Consumo no refleja el impacto de promociones específicas, pero la agresiva campaña de rebajas anticipadas emprendida por numerosos establecimientos para luchar contra la apatía de los clientes no puede por menos que dejar huella.

La moderación de los precios ha sido recibida con optimismo por las autoridades y una parte de los agentes económicos, pero ni siquiera esas valoraciones ocultan cierta inquietud por los motivos que han provocado la rápida caída. La inflación armonizada se disparó hasta el 5,3% el pasado julio y en apenas cinco meses ha experimentado un recorte de 3,3 puntos. Ese desplome alimenta los temores de deflación, situación económica extraordinariamente negativa en la que coinciden el retroceso de la actividad y la evolución bajista de los precios.

Por eso, junto a considerar «una buena noticia» el dato adelantado de diciembre, el presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) insistió en la necesidad de que el Banco Central Europeo siga bajando los tipos de interés «para favorecer la actividad de las empresas y en beneficio de las familias».

Y es que no hay punto de comparación entre la situación de la economía española en el último mes de 2008 y la que presentaba en enero de 1999, el más cercano antecedente de una inflación tan baja. Hace una década el Producto Interior Bruto de España estaba creciendo al 4,1% y se había aplicado a las cuentas públicas un severo proceso de saneamiento para conseguir que el país formara parte del selecto club de la divisa europea.

Inflación y salarios

Los sindicatos y las asociaciones de consumidores examinan la tasa de inflación de diciembre con otra perspectiva bastante menos favorable. Las centrales no pueden olvidar que la evolución de los precios en el último mes del año constituye el indicador de referencia para la activación de las cláusulas de revisión salarial y la negociación colectiva.

Los trabajadores, que han soportado este año la presión de una subida media de los precios del 4,1%, se encuentran ahora con que ese impacto no se verá en modo alguno compensado por la caída del último mes, mientras que con la subida salarial del 3,5% registrada en el pasado ejercicio, los empresarios hablarán de recuperación del poder adquisitivo de las plantillas.

Precios regulados

Las organizaciones de usuarios, por su parte, encuentran motivos de queja en la aprobación de unas alzas de precios regulados muy superiores a las que van a experimentar los salarios y pensiones y difícilmente justificables en muchos casos. Así lo expresa la Unión de Consumidores de España (UCE), que ha pedido paralizar las subidas de tasas y precios públicos -en su mayor parte de aplicación desde el 1 de enero- para adecuarlas a la variación del Índice de Precios de Consumo de diciembre de 2008. Denuncia que las administraciones (Ayuntamientos, Comunidades Autónomas, Gobierno) han tomado como referencia datos de julio y agosto (en torno al 5% de inflación anual) para determinar las actualizaciones de precios. Y calcula que el incremento de estos servicios supera en un 300% la inflación de finales de año.

A la UCE le parece «escandaloso» que mientras el sector privado modera precios sean precisamente los servicios públicos los que más perjudican los bolsillos de los ciudadanos, y en particular, los de las familias de rentas más débiles. Y es que las subidas anunciadas o puestas ya en marcha inciden en mayor proporción en los hogares con poder adquisitivo más bajo, al afectar al transporte público, el agua, la recogida de basuras o la electricidad, servicios de primera necesidad todos ellos.