Segundo año triunfal
Actualizado: GuardarPor segunda vez, por segundo año triunfal, los Presupuestos de inversiones del Ayuntamiento de Cádiz tienen como partida más importante de gasto ponerle sillas al estadio Carranza y mira que va a salir cara cada sillita porque nos vamos a gastar en ponerle banquitos al estadio 40 millones de euros. Si tenemos en cuenta que la tribuna tendrá unas 10.000 sillitas, y creo que me estoy pasando, pues cada asiento para ver el furbo le sale a la ciudad por 4.000 euros, más de medio millón de las antiguas pesetas, vamos que las sillitas para ser de plástico amarillo... salen un poquito caritas. Y digo yo, no saldría más barato alquilárselas al que pone las sillas para la cabalgata del domingo de Carnaval. También se podría optar por otra costumbre muy gaditana, la de llevarse las sillas de la playa para contemplar espectáculos públicos.
Por segundo año consecutivo dos de cada tres euros de inversiones que se utilizan en la ciudad irán a parar a un estadio de fútbol donde se realiza una actividad privada, muy seguida, eso es cierto, pero privada, mientras que se ha hecho una obra de chapú barato con el pabellón del Casco Antiguo que se ha tardado en hacer siete años y que echa más agua que las cataratas del parque Genovés.
Eso mientras que en el pabellón de Cortadura que se construyó con visos de albergar grandes campeonatos ya no alberga, sino que es más bien una alberca del poco cuidado y dinero que le echa la de San Juan de Dios.
Del fútbol modesto mejor será callarnos y si hablamos de deportes «minoritarios», pues le dedicaremos dos renglones... que para eso son minoritarios.
Pero es que lo de gastarse el dinero en poner sillas en el Carranza no es lo único que nos gastamos cada año en el Cádiz. Todavía seguimos sin conocer las cuentas del Trofeo al que el Ayuntamiento aporta también unos buenos euros y nunca nos enteramos muy bien si hay o no hay superávit. No es nada malo que lo haya y que se gaste dinero en el trofeo, pero sí sería bueno que se le aclarara a los gaditanos, que ponemos los cuartos, las cuentas.
Tampoco se aclara cuánto le cuesta al dinero de todos transmitirle los partidos al Cádizsá por parte de Onda Pocavergüenza Cádiz, cuyo coste para la ciudad tampoco sabemos y parece que la emisora, dedicada al olimpismo, porque lo único que hace es ponerle medallas a Teófila Martínez, tiene más números rojos que un bombo de lotería de la antigua Unión Soviética.
Es un tópico decir que el fútbol mueve mucho dinero para la ciudad. Bien es cierto que la hostelería ingresa dinero cada 15 días porque va mucha gente por la zona pero seguro que toda esa hostelería ingresaría mucho más si se invirtiera más y mejor en el desarrollo del turismo. Los turistas dejan dinero 15 días cada dos semanas y los del fútbol solo uno.
Pero lo que más duele de toda esta situación, como muy bien decía el otro día Pepe Landi, es cómo la ciudad asume sin ningún problema este tema, sin rechistar. A lo mejor es que en Cádiz no hay problemas y unos pocos los vemos porque estamos poseídos por el maligno y no se nos aparece el Cristo Despojado, del caracol tatuado, para enseñarnos el verdadero camino, y no el de las cabrillas que es el que seguimos nosotros.
Cádiz tiene la misma capacidad de no rechistar igual que ocurre en el mundo con Palestina, que no para de recibir ataques terroristas desde Israel y todos lo contemplamos sin que seamos capaces de reaccionar. Después nos quejaremos del terrorismo musulmán.