Familiares de los hermanos bolivianos intoxicados en Logroño lloran su pérdida. / J. RODRÍGUEZ
ESPAÑA

El asesino silencioso

También conocido como la 'muerte dulce', el monóxido de carbono se cobra cada año 125 vidas en España

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Un muerto cada tres días. Éstas son las víctimas que se cobra el asesino silencioso: el monóxido de carbono. Cada año, la inhalación de este gas generado por una deficiente combustión en las calderas o aparatos de calefacción provoca unas 125 muertes en España, mientras que entre 5.000 y 10.000 personas resultan intoxicadas en mayor o menor medida por la misma causa. Los expertos alertan ante el «incremento» de los casos atendidos en los servicios de urgencias de los hospitales, debido a la proliferación de las calderas individuales en lugar de las colectivas. No cumplir con la obligación de revisar las instalaciones cada cuatro años puede tener consecuencias funestas.

Desde que llegan los primeros fríos, el goteo de víctimas es lento pero constante. Sólo la pasada Nochebuena fallecían tres personas y otras cuatro -una familia entera- resultaban intoxicadas. Dos de las víctimas mortales eran una pareja de 23 y 19 años de Málaga, que murieron asfixiados por el monóxido de carbono que desprendía un precario brasero que improvisaron con una lata vacía de pintura y unos rescoldos de carbón. El tercer fallecido, era un hombre de 81 años que murió en su casa de Zaragoza por respirar las emanaciones de una batería. Y apenas dos días después, perdía la vida otro joven de 27 años en similares circunstancias. Su novia logró salvar la vida, pero está grave.

El monóxido de carbono (CO) se genera por la deficiente combustión de cualquiera de los gases de los que se abastecen hoy en día los hogares: propano, natural o butano. En contra de la extendida creencia, ninguna de estas sustancias es venenosa. Lo que ocurre es que, al acumularse en lugares cerrados, pueden explotar al contacto con una fuente de ignición. Pero si estos mismos gases arden mal, por un drenaje incorrecto o una mala ventilación, generan CO, un gas mortal.

Aunque no hay estadísticas oficiales, más de 125 personas pierden la vida cada año como consecuencia de estos accidentes y miles resultan envenenadas. En España, es la segunda causa de muerte por intoxicación, por detrás del abuso de drogas. En EE UU, sin embargo, ha desbancado a las sobredosis.

Pero, al margen de su capacidad letal, el verdadero peligro del monóxido de carbono reside en su capacidad para pasar desapercibido. El CO es inodoro, incoloro e insípido, y no irritante. De hecho, muchos de los afectados fallecen mientras duermen. Es la muerte dulce.

Jaquecas y vómitos

Los síntomas de la intoxicación comienzan con un malestar tan común como un dolor de cabeza que puede ir acompañado de algún vómito. Si el afectado decide meterse en la cama con la esperanza de recuperarse tras un sueño reparador, lo más seguro es que ya no se levante más: el siguiente paso es caer en un profundo sopor y, después, en coma. Cuando son varias personas las que padecen los mismos síntomas y es uno el que queda inconsciente, el resto da la voz de alarma. Muy probablemente, hayan conseguido salvar sus vidas. El tratamiento en estos casos es la administración de oxígeno puro.