Cuarenta segundos de agonía
Un informe de la Nasa desvela los últimos momentos del 'Columbia' antes de desintegrarse Los tripulantes de la nave fueron conscientes de que iban a morir
Actualizado: GuardarLos siete astronautas que regresaban a la Tierra a bordo del Columbia el 1 de febrero de 2003 no pudieron hacer nada por salvarse y apenas sobrevivieron 40 segundos después de que perdieran el control de la nave. La NASA publicó el miércoles el informe final que detalla las causas del desastre ocurrido cuando la nave se disponía a concluir una exitosa misión de 16 días con un aterrizaje en el Centro Espacial Kennedy, en Florida.
En la desintegración del Columbia murieron el comandante Rick Husband, el piloto Willie McCool, el comandante de carga Michael Anderson y los especialistas David Brown, Kalpana Chawla, Laurel Clark e Ilan Ramon, que era el primer astronauta israelí. Según un análisis preliminar dado a conocer en 2003, la causa del accidente fue una brecha en el borde del ala izquierda, abierta por el impacto de una loseta de protección que se había desprendido durante el despegue de la nave. El desperfecto no fue detectado durante la misión. Al entrar en la atmósfera, el aire candente por la fricción penetró por el agujero, causó la ruptura del ala y la desintegración de todo el vehículo espacial a unos 20 kilómetros de altura sobre el estado de Texas.
El informe publicado ahora es un exhaustivo análisis de 400 páginas que detalla al segundo todo lo que ocurrió en la nave desde el momento en que emprendió el regreso. El texto -titulado Columbia Crew Survival Investigation Report- se centra en la tripulación y describe el breve pero fatal infierno que causó su muerte.
El Columbia era la nave más veterana de la flota de transbordadores de la NASA. Fue lanzado por primera vez el 12 de abril de 1981. Sin embargo, a raíz de la explosión del también transbordador Challenger en 1986, había incorporado varios sistemas de emergencia, desde escotillas eyectables a paracaídas, además de nuevos arneses de seguridad y trajes preparados para condiciones extremas. Sin embargo, o estos equipos no funcionaron o los propios astronautas no hicieron un uso adecuado de los mismos.
Según los investigadores, «el primer acontecimiento potencialmente letal sufrido por la tripulación fue la despresurización brusca» de su módulo, un habitáculo en teoría preparado para soportar la explosión de la nave. La pérdida de presión ocurrió «durante o poco después de que la nave se hiciera pedazos». Los siete astronautas vestían los ACES o Advanced Crew Escape Suit, los trajes de supervivencia de color naranja, obligatorios en los despegues y aterrizajes desde el accidente del Challenger. Pero uno de los tripulantes no llevaba el casco, tres no se habían puesto los guantes, y ninguno tenía bajado el visor.
Pérdida de control
«Hubo un periodo de unos 40 segundos después de la pérdida de control de la nave pero antes de la despresurización durante el cual la tripulación estaba consciente y podía actuar -concluye el estudio-. Sin duda alguna, parte de ese corto espacio de tiempo fue empleado en comprobar que existía un problema a medida que los indicadores de pérdida de control se iban activando». Los astronautas pudieron haber ajustado sus trajes. Pero no lo hicieron. Según los expertos, porque no recibieron el entrenamiento adecuado. «Los miembros de la tripulación quedaron incapacitados en segundos».
Después de que los astronautas perdieran el conocimiento, no funcionó el mecanismo que debía asegurar las correas a sus hombros. Este es el segundo posible lethal event o suceso mortal que señala la investigación. Como resultado, los tripulantes quedaron expuestos a los efectos del movimiento rotatorio de la nave, sujetos solamente por la parte inferior de su cuerpo. En ese momento el Columbia ya había perdido las alas y la nave estaba sentenciada. Fuera de control, el cuerpo central y la cabina comenzaron a girar «a 0,1 revoluciones por segundo». Un movimiento «no letal pero que requería el uso de todos los cinturones de seguridad». Como estos no funcionaron, los astronautas, «inconscientes o muertos», sufrieron «traumatismos mortales».
La separación del módulo del cuerpo central de la nave fue el tercer evento potencialmente letal. En un momento que los investigadores no han sabido precisar por la falta de información disponible, la cabina se abrió y los astronautas sufrieron la exposición a las condiciones de reentrada, cuyas consecuencias incluyeron «traumatismos provocados por las retenciones de los asientos», movimientos bruscos causados por las «fuertes deceleraciones» y la exposición a altísimas temperaturas. Los trajes ACES no están preparados para soportar estas condiciones tan extremas y «no suponen una protección adecuada para situaciones que incluyan llamas o calor. No existe ninguna protección completa contra este tipo de situación salvo prevenir que ocurra», sentencia el informe. Lo más probable es que los siete astronautas estuvieran muertos al llegar a este punto y lo que es seguro es que una vez «que hizo explosión el módulo de la tripulación, no hubo posibilidad de que sobrevivieran con los medios disponibles».
«Claramente no se podía sobrevivir al accidente bajo ninguna circunstancia», pero el análisis contribuirá «al desarrollo de sistemas de seguridad para las futuras naves espaciales y quizás de aviones», señaló el asistente de administración de la NASA para asuntos públicos, David Mold.
El objetivo de la agencia espacial norteamericana es resumir las lecciones aprendidas de la tragedia para que puedan ser incorporadas en la mejora de equipamientos y de técnicas para programas futuros.
Recomendaciones
De hecho, todas las conclusiones del informe incluyen largas listas de recomendaciones clave. La NASA «debería dar la máxima prioridad al desarrollo de investigaciones acerca de la supervivencia de las tripulaciones», señala el texto. Hasta ahora, la agencia espacial estadounidense había dado más importancia a «asegurar la integridad del vehículo durante la reentrada», señaló un portavoz.
A la hora de exponer las conclusiones del informe, que ha supuesto cuatro años de trabajo, la NASA ha evitado publicar la información que pudiera herir la sensibilidad de las familias de los fallecidos. Un portavoz de la agencia espacial aclaró que el informe ha sido publicado entre Navidad y Año Nuevo para que las familias de los astronautas pudieran comentarlo con sus hijos antes de la reanudación del curso escolar.
La comandante Pamela Melroy, una de las responsables del equipo investigador, declaró que «emocionalmente este es uno de los trabajos más duros que he realizado en mi vida». «Los miembros de este equipo han hecho una labor impresionante en circunstancias muy difíciles», señaló el director del Centro Espacial Johnson, Michael L. Coats. «Su trabajo asegurará que el legado del Columbia y su heroica tripulación pueda servir para desarrollar viajes espaciales tripulados más seguros».
En estos momentos, la flota de transbordadores está integrada por el Endeavour, el Atlantis y el Discovery. Las tres naves serán retiradas del servicio hacia el año 2010. Serán sustituidas por un nuevo tipo de vehículo, llamado Orion, que no sólo será capaz de realizar vuelos hasta la ISS, sino que podrá realizar viajes más allá de la órbita terrestre. La primera de estas naves espaciales realizará su primer vuelo en 2014.