PLAGADO DE HISTORIA. Fachada del hotel Hay Adams, muy cerca de la Casa Blanca. / AFP
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La 'Casa Blanca' embrujada

La familia Obama vivirá en un hotel de Washington hasta la toma de posesión del cargo para que sus hijas empiecen en un nuevo colegio

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En un país donde las viejas tradiciones asociadas a su celebrado sistema democrático rara vez se alteran, Barack Obama sigue empeñado en dejar su huella personal allí por donde pasa. Ningún presidente electo de los cuarenta y cuatro que ha tenido Estados Unidos se había presentado en Washington con tanta premura. Nada menos que dieciocho días antes de jurar el cargo, cuando lo habitual es que el presidente entrante acuda a la capital federal cuatro o cinco días antes del famoso Inauguration Day.

La Casa Blanca, responsable del protocolo de acogida de los nuevos inquilinos, fue incapaz de digerir tanta anticipación y comunicó en su día a los Obama que la Casa Blair -la residencia oficial de invitados- estaba ocupada hasta el día 15 de enero, justo cinco días antes del juramento. Para Barack y Michelle esto suponía un grave contratiempo porque querían que sus hijas Malia, de 10 años, y Sasha, de 7, empezaran en su nuevo colegio después de las fiestas navideñas. La mejor solución, antes que iniciar un forcejeo con la gente de Bush, era buscarse un hotel. Más exactamente medio hotel exclusivamente para ellos, porque además había que alojar a sus ayudantes cercanos y a los inseparables agentes del servicio secreto.

Al final han optado por el Hay Adams, un establecimiento de cuatro estrellas a tiro de piedra de la Casa Blanca por el que pueden llegar a pagar unos 14.000 euros al día. Menos mal que el dinero no es problema dado los abundantes fondos recaudados durante la campaña electoral. El hotel abrió sus puertas en 1928 aunque el bello edificio está plagado de historia gracias a ilustres personalidades que han vivido allí desde mediados del siglo XIX. Debe en parte su nombre a John Hay, uno de sus primeros residentes, colaborador de Abraham Lincoln y secretario de Estado en un Gobierno posterior. Pero el lugar es más popular gracias a Marian Hooper Adams, esposa del novelista Henry Adams, que se suicidó entre sus paredes en 1885. Desde entonces se dice que la casa está embrujada y que el espíritu de esta mujer suele aparecer con frecuencia, especialmente durante las dos primeras semanas de diciembre en la cuarta planta del edificio.

Comodidades

Con o sin la presencia de la señora Adams, el hotel reúne suficientes comodidades y lugares para entretenerse como para que los Obama no echen de menos su espaciosa residencia de Chicago. Además de las estupendas vistas a la Casa Blanca, cuenta con uno de los mejores restaurantes de la capital federal donde habitualmente se dan cita lo más selecto de la política y las finanzas del país.

Desde su elección el pasado 4 de noviembre, el político afroamericano ha evitado poner sus pies en Washington. De hecho sólo ha estado allí en una ocasión, el pasado 10 de noviembre, cuando fue invitado por el presidente Bush a la Casa Blanca. La mayor parte del tiempo durante el período de transición ha estado en Chicago, además de trece días de vacaciones en Hawai.