Todo sigue igual (o no)

Tras la resaca de Nochevieja y los primeros intentos fallidos por llevar a término nuestros propósitos de enmienda, chocamos de bruces con la realidad y nos percatamos de que todo, por suerte o por desgracia, sigue igual. El telediario abrió el primer día del nuevo año con la trágica muerte de casi 60 personas en una discoteca en Bangkok; otros, sin embargo, perecieron en reyertas en algún caso incluso a manos de su propio hijo; la televisión nos sigue invadiendo con programas chorra que no verá ni mi abuela, y la alcaldesa ya ha hecho su primera aparición postnavideña para informar, entre otras cosas, de que Jerez contará en 2009 con varios proyectos «históricos» a los que nos tiene acostumbrados, pues la crisis está dando sus últimos coletazos en la ciudad (?) aunque en el resto del mundo amenace con ir a mayores.

Un panorama sombrío, ciertamente, pues a pesar de que depositamos nuestras esperanzas en la ropa interior de color rojo y en comernos todas las uvas a tiempo, cuando volvemos al tajo parece que se trate del Día de la Marmota, un viernes cualquiera en el que nunca nos fuimos de vacaciones y en el que nos siguen atormentando las mismas preocupaciones.

Por eso, y con la intención de no ser derrotista, en vez de esperar a que cambie el mundo lo mejor es mirarse uno mismo y buscar nuestras propias respuestas. Confiar en que el año nuevo nos dejará momentos inolvidables (como los tres nacimientos que yo espero con alegría) y en que mantendrá intacto lo bueno que ya nos otorgó el anterior (seguro que todos encontramos algo), sin olvidar nunca que contamos con la gran suerte de poder decidir (o al menos influir ) en nuestro futuro, algo vetado para la mayoría de las personas en el mundo.

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