Fachada del misterioso Hay-Adams Hotel, con los robles del parque Lafayette tapándole en parte la imagen de la Casa Blanca. / Afp
PRESIDENTE ELECTO EN EEUU

Obama se muda a un hotel frente a la Casa Blanca, en el que según la leyenda mora un fantasma del siglo XIX

Donde hoy se levanta el lujoso Hay-Adams Hotel se suicidó Marian Hooper Adams en 1885 y su espectro, dicen, permanece allí

WASHINGTON / PEKÍN Actualizado: Guardar
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Barack Obama se mudará este fin de semana a Washington con su familia, pero sólo verá la Casa Blanca por la ventana de su hotel, en el que aparentemente tendrá que convivir con un fantasma del siglo XIX.

La familia Obama pidió a la Administración de George W. Bush que le dejara ocupar la Casa Blair, una residencia oficial de invitados situada al otro lado de la calle de la Casa Blanca, pero ésta se negó alegando que hasta el día 15 no la tendrán disponible porque en la Blair está reservada para "recepciones y reuniones" de despedida de los miembros del actual Gobierno.

El hogar temporal de la futura familia presidencial será el Hay-Adams Hotel, un edificio de lujo de estilo renacentista enfrente de la residencia presidencial donde las habitaciones llegan a costar 6.000 dólares por noche, a cambio de baños de mármol y sábanas italianas. Se encuentra a tan sólo una manzana de distancia de su futura morada, separado de ella por los robles y la estatua ecuestre del presidente Andrew Jackson del Parque Lafayette.

El establecimiento “encantado”, construido en 1928, lleva el nombre conjunto de John Hay, asistente privado del presidente Abraham Lincoln y secretario de Estado, y Henry Adams, un escritor y profesor de la Universidad de Harvard que era descendiente de los presidentes John Adams y John Quincy Adams. Ambos tenían sendas casas en el lugar donde luego se erigió el Hay-Adams.

Del hogar de Henry Adams, el hotel ha heredado más que el nombre, según la leyenda. Su esposa, Marian Hooper Adams, una dama de la alta sociedad que era conocida como 'Clover' (Trébol) por sus íntimos, se marchitó por una depresión y se suicidó en diciembre de 1885 tras ingerir cianuro de potasio.

Su espectro permanece, según cuentan, en el lugar de su infortunio, donde abre puertas, susurra con aliento gélido el nombre de los empleados y los abraza con brazos invisibles. También se le ha oído preguntar, entre llantos, "¿Qué quieres?".

Por suerte, las apariciones suelen ocurrir a principios de diciembre, en torno al aniversario de la muerte de la mujer, por lo que Obama probablemente tendrá que inquietarse sólo por los problemas terrenales que afrontará como presidente.

Antes que otros presidentes

De todos modos Obama llega a la capital antes que otros presidentes porque sus hijas Sasha, de 10 años, y Malia, de 7, comienzan la escuela el lunes, como todos los niños de Washington.

Las pequeñas irán a Sidwell Friends, un colegio privado que cuesta unos 30.000 dólares al año y donde un enero de 1993 también entró por primera vez una niña de 13 años llamada Chelsea Clinton, la hija de Bill y Hillary.

Los Obama permanecerán en principio en el hotel hasta cinco días antes de la jura de cargo de Barack. Pero el miércoles 7 sí pisará la Casa Blanca, a invitación de Bush, que ofrecerá un almuerzo para él y los ex presidentes Bill Clinton y Jimmy Carter.

Esta mudanza a Washington pondrá fin a su relativo aislamiento, pues el mandatario electo montó su gabinete en Chicago tras ganar las elecciones a principios de noviembre y después pasó las vacaciones de Navidad en una casa de alquiler de 9 millones de dólares en su Hawaii natal.

Trabajo por delante

La semana que viene se reanudan las sesiones del Congreso estadounidense, con audiencias sobre el escándalo financiero presuntamente perpetrado por Bernard Madoff y sobre el programa de estímulo económico de la nueva administración.

Obama también tendrá que pensar qué hará, como presidente, sobre la violencia en Gaza, sobre la que ha guardado silencio hasta ahora.