La última noche del año se llena de rituales y conjuros para atraer la suerte
Maletas para salir de viaje, baños con pétalos de rosa para retener la juventud, cintas y velas: las doce uvas son sólo la más conocida de toda una enciclopedia de costumbres esotéricas
Actualizado:Las personas adoptan actitudes muy diferentes en relación a las despedidas y a las bienvenidas. Algunos tratan de evitarlas, otros las prolongan con agonía, en ciertos casos la situación reverdece lo mejor de la experiencia compartida y, en otros, sale a flote lo peor de la naturaleza humana. Así de tristes o de alegres son unas y otras. Hoy cerramos el último de los 365 días de 2008 y damos la bienvenida al primero de 2009, que también tiene sus días contados. A medianoche tomaremos las doce uvas, tal y como dicta la tradición en España. Ésta será la Nochevieja de la crisis y puesto que en vísperas del Año Nuevo florecen los ritos propios de la última noche del año, ningún amuleto está de más para invocar a la buena fortuna.
¿Será usted de los que reciba el año con dinero dentro de los zapatos o coloque un anillo en la copa de cava con la que se hará el brindis (cuidado con tragárselo) para atraer la prosperidad? Habrá quien se rinda a estas prácticas sólo para pasar un buen rato. La última noche del año tiene siempre algo de mágico y se presta a toda clase de conjuros y agüeros que, en los últimos años, se han multiplicado, quizá porque la suerte es ahora más necesaria que nunca.
Quizá el más antiguo es el de las lentejas. El mito dice que, si coges un puñado de lentejas y las echas en tus bolsillos diez minutos antes de la media noche, no te faltará la comida ni el dinero. Si usas ropa interior amarilla, estás invocando a la energía, si es roja, buscas el amor y la pasión. La ropa interior verde está especialmente recomendada para cuestiones de salud.
Si se trata de atar a tu amor verdadero, átate una cinta roja a la mano izquierda. Si quieres viajar durante el próximo año, haz una maleta grande y, a las 12.15, sal y entra de casa.
También hay una completa liturgia con respecto al uso de velas. La dorada, atrae al dinero, la azul sirve para cambiar de trabajo, la amarilla para tener fortuna en los negocios y morada para transmutar la energía negativa en positiva.
Los esotéricos de toda clase y condición son arduos defensores de los baños con pétalos de rosa, para retener la juventud o con azúcar y eucalipto si tienes algo que perdonar, pero no puedes.
Rituales extranjeros
Millones de latinoamericanos siguen la tradición española de tomar las 12 uvas al compás de las campanadas de la medianoche del 31 de diciembre, aunque hay multitud de supersticiones acordes con la idiosincrasia popular.
El ritual de las uvas se puede complicar un poco para aumentar sus efectos y tomarlas de pie, apoyándose sólo en la pierna izquierda para entrar en el año nuevo con el pie derecho, por suponérsele más hábil que el izquierdo en la caminata hacia el porvenir.
Los mexicanos siguen ese rito al son de las campanadas de la Catedral Metropolitana de Ciudad de México, pero antes o después de tomar las uvas barren la casa, de dentro a fuera, para dejarla limpia de impurezas de todo tipo.
Otra forma de acabar con lo malo es someterlo al fuego purificador. Se queman muebles y ropas viejas en Perú, Honduras y Ecuador. Se escribe en papelitos lo indeseable y se introducen en un muñeco al que se prende fuego, como hacen los campesinos de Colombia.
El día de San Silvestre, los uruguayos tiran por la ventana los almanaques y calendarios del año viejo y dejan casi tapizadas las calles de los centros financieros. También arrojan agua a la calle, igual que muchos cubanos, para así arrastrar todo lo malo, como la envidia.
El dinero atrae al dinero
Para librarse de ese pecado capital, las mujeres de Uruguay visten en Nochevieja alguna prenda roja, mientras en Ecuador hombres y mujeres piden fortuna y les llueven literalmente las monedas que lanzan al aire a medianoche para que «no escampe en todo el año». Por si esto no fuera suficiente, también guardan billetes de alto valor en sus zapatos.
Quien encuentra en esta época en Costa Rica una pequeña flor silvestre de color morado, llamada Santa Lucía, está de suerte. Si se mete en el billetero, no faltará dinero en todo el año.
En Puerto Rico toman las 12 uvas y echan agua a la puerta de las casas. Y todavía hay quien dispara tiros al aire al son de las campanadas, una costumbre en extinción, muy generalizada hasta hace unos años, cuando empezaron las campañas para acabar con los heridos y muertos por las balas perdidas en fin de año.
En Venezuela millones de familias cenan la hallaca (un bollo de maíz relleno de diferentes carnes y frutos) y toman las uvas. En las calles se lanzan petardos con nombres tan descriptivos como tumbarranchos, matasuegras, saltapericos o Bin Laden.
Pasear o correr con maletas en Nochevieja no es una prueba de atletismo urbano. Se trata de un ritual para que el año nuevo traiga muchos viajes, muy extendido en Colombia y seguido también por venezolanos, panameños, paraguayos, peruanos, chilenos, salvadoreños y costarricenses. Y si al salir de casa con las valijas se da un portazo, mucho mejor: se alejarán los malos espíritus. En Argentina todos corren también, pero a abrir sus regalos después del brindis con champán o sidra en la medianoche del 31 de diciembre. En Time Square, donde los neoyorquinos festejan el fin de año y reciben al siguiente, las maletas de los hispanos y las uvas de la suerte hacen acto de presencia y casi toman la delantera al muérdago, que se coloca en los hogares de Estados Unidos para atraer la suerte. Detrás de la puerta de sus casas cuelgan los panameños un ramo pequeño de arroz para tener abundancia.
La mayoría de los cubanos celebran esa fiesta ante un menú criollo y como el Año Nuevo coincide con el aniversario del triunfo de la Revolución, hay fiestas populares.