El necesario futuro turístico de Cádiz
El Ayuntamiento de Cádiz cumplió ayer, casi en tiempo de descuento, su promesa de presentar antes de final de año su plan para el fomento del turismo en la ciudad, que ha dado en llamar Medet, Marco Estratégico de Desarrollo Económico y Turístico. Lo hizo después de presentarlo en reuniones sectoriales a las diversas asociaciones empresariales y gremiales, como procedía, y con un capítulo dedicado al presupuesto necesario para ponerlo en marcha, carencias ambas que señalamos al presentarse en sociedad, el pasado mes de mayo.
Actualizado: GuardarEl nuevo plan no incorpora novedades significativas sobre el ya conocido hace meses, a pesar de su consulta a los agentes económicos y sociales, que han mostrado su apoyo, muchos de ellos con la esperanza de que, por fin, algo cambie. La más relevante modificación es la decisión de no optar por un patronato municipal de turismo, sino por un «consejo asesor». Si bien está claro que no se trata de crear por crear otra estructura administrativa más, sino de optimizar las existentes, es preciso que el ahorro en personal y en costes no suponga una menor eficacia en el que debe ser el órgano rector del turismo gaditano.
Pero más llamativo resulta que de los diez millones de euros presupuestados, el Ayuntamiento aporta desde sus propias arcas menos de la mitad del dinero. El resto, 5,3 millones exactamente, está en los papeles, pero no en caja, porque dependerá de que se consigan determinadas subvenciones, procedentes de fondos europeos o de la Consejería de Turismo. Hasta aquí todo normal, porque el recurso a la financiación externa es habitual en cualquier proyecto que se precie. El problema reside en la ya habitual dinámica de gresca política en la que se desenvuelve la iniciativa. El Ayuntamiento reclama las subvenciones a la Junta y ésta dice que las concederá si se cumplen los requisitos que deben reunir los proyectos que se acojan a sus propios planes de fomento del turismo en marcha, ahora llamados Iniciativas de Turismo Sostenible.
Sin embargo, lo esencial es que las medidas incorporadas se pongan en marcha y que sean ambiciosas y realistas, arriesgadas y eficaces. Porque entre tanta polémica no se puede olvidar que se trata de conseguir que Cádiz desarrolle su potencial turístico y encuentre en este sector una vía de futuro que, hasta ahora, dista mucho de estar a la altura de las expectativas y que en tiempos de crisis es más urgente que nunca explotar.