Costes en ajustes
Actualizado:Las familias iniciarán el nuevo año, marcado por la crisis, con el alivio que supondrá el notable recorte experimentado por el euríbor y la contrariedad de ver incrementado el recibo de la luz en un 4% de media, aunque la cifra esté muy alejada aún del 30% propuesto en su momento por la Comisión Nacional de la Energía para compensar el déficit de tarifa. La contracción en diciembre del euríbor por debajo del 3,5%, el mayor descenso interanual en siete años, no sólo aligera la presión que venían sufriendo los hogares hipotecados. También subraya que el giro imprimido por el Banco Central Europeo a su ortodoxia monetaria al abaratar el precio del dinero ha empezado a repercutir favorablemente en el sistema financiero y en la economía real, a la par que el mercado interbancario va recuperando la confianza precisa para asegurar la circulación de liquidez y la disminución efectiva del tipo de interés resultante de su actividad. Pero si es evidente que la moderación del euríbor permitirá apuntalar el mermado poder adquisitivo de los hogares -el Gobierno confía en que la inyección de ingresos por esta vía alcance los 20.000 millones en 2009-, resulta muy dudoso que ese recorte baste para frenar el desplome del mercado inmobiliario. El exceso de viviendas disponibles y la convicción de los potenciales compradores de que podrán obtener precios más asequibles en el futuro auguran un prolongado declive cuya duración dependerá, en buena medida, de la disposición de promotores y vendedores particulares a adaptar al mercado sus disminuidas expectativas. El incremento de la factura de la luz fue desvelado ayer por el Gobierno tras alcanzar un pacto con las compañías eléctricas en torno a la contención del déficit de tarifa, una diferencia entre costes e ingresos por esta forma de generación energética que se había disparado ya hasta los 15.000 millones de euros. El acuerdo constituye en sí mismo un avance en la necesidad de paliar un problema convertido en endémico por las exigencias de los productores y la renuencia de los distintos gobiernos a encarar una negociación muy compleja, cuyo encauzamiento exige necesariamente subidas impopulares del recibo doméstico. El limitado aumento al que se ha procedido ahora, favorecido por la menor tensión inflacionista, no exime al Gobierno de aclarar los términos del pacto y, sobre todo, de pronunciarse con transparencia sobre los incrementos que pueda contemplar en las próximas revisiones trimestrales.