Dos homicidios sin sentido
Actualizado: Guardarl pasado mes de septiembre, en el Día de la Policía, el comisario provincial de Cádiz, José María Deira, destacaba entre los mayores éxitos policiales alcanzados durante el año la detención de los hermanos Flores, el sanguinario clan formado por los criminales que (supuestamente) asesinaron a tiros a la joven Tamara Leyton y dispararon a su familia y a un vecino del barrio puertorrealeño de El Marquesado. Sin duda este crimen ha sido uno de los sucesos más destacados en la crónica negra del 2008, en una provincia desacostumbradas a las muertes violentas. Más aún por ser un caso perturbador, falto de un móvil que lo explique, más allá de la brutalidad de estos criminales, que actuaron a sangre fría hasta el momento de su detención, cuando se enfrentaron a la Policía y murió uno ellos en el tiroteo. La muerte de Loli Amaya, en el mes de marzo, ha sido el otro asesinato que golpeó con más fuerza la opinión pública gaditana este año. Aunque en este caso, el homicidio a puñaladas de la joven conileña de 24 años, a manos de un atracador, no dejó indiferente a la población, sino que generó un sorprendente movimiento de respuesta contra la inseguridad ciudadana. Un movimiento que se demostró primero en una gran manifestación y ha continuado en la labor de la Plataforma Loli Amaya.