Hasta el año que viene
Consciente de que éste será el último artículo de opinión que escribiré en 2008, no puedo más que sentarme a recordar un año intenso para el mundo. 365 días (casi, ya), donde se ha puesto de moda decir que el planeta es de otro color y que juntos Yes, we can; pero donde, si se mira la otra cara de la moneda o la parte medio vacía del vaso, vemos que ha terminado con brutales ataques israelíes que dejan, de momento, 282 muertos.
Actualizado:En materia económica, las palabras crisis y recesión se han apoderado del habla cotidiana. Ahí están los que dicen que España se recuperará en poco tiempo, como el presidente del Gobierno. Pero también están los que temen a la Gran Depresión. Sólo para recordarnos que, como decía Bertrand Russell, la diferencia entre un optimista y un pesimista es que el primero es un «imbécil simpático» y el segundo un «imbécil antipático», ya que ninguno de los dos acertará lo que va a ocurrir.
La verdad que, si uno mira atrás, y lo hará por fuerza teledirigido por los medios de comunicación, recordará también el triunfo español en la Eurocopa o caerá en la cuenta de que éste ha sido el año de Bardem.
Y, cuando creíamos haber perdido el miedo a volar, las imágenes nos traerán de nuevo a la mente la tragedia de Spanair. El resumen de 2008 no puede obviar tampoco que ETA ha seguido matando, que los ojos azules de Paul Newman se han apagado para siempre y que la suerte navideña, una vez más, ha pasado de largo.
Esperemos que el próximo año, en general, sea mejor. Aunque los economistas (ésos que nunca aciertan) sostengan lo contrario.
eesteban@lavozdigital.es