Israel ultima el golpe de gracia
Despliega en la frontera con Gaza artillería y tanques y llama a 6.700 reservistas para la ofensiva terrestre
Actualizado:Israel volvió a la carga con sus aviones de combate apenas acabado el sábado negro de la gran masacre y los cientos de muertos. Pocos minutos después de la medianoche, miles de vecinos de Gaza empezaron a recibir en sus teléfonos móviles la advertencia urgente y en árabe de las fuerzas de defensa de Israel para que abandonaran sus casas, sospechosas para los estrategas militares judíos de ocultar armas terroristas.
Y en medio del pánico, las bombas volvieron a impactar en una Franja sumida en tinieblas contra el complejo-prisión Seraya de Hamás, en el centro de la capital gacense, contra un camión cisterna con fuel que incendió una docena de viviendas. Contra un almacén general de farmarcia, la televisión Al-Aqsa del movimiento islamista -que sigue emitiendo desde una unidad móvil-, y varias mezquitas. Dos cuerpos sin vida fueron sacados de una de ellas, cercana al desbordado hospital de Shifa, donde saltaron los cristales a causa de la onda explosiva. Según el Ejército hebreo, hay que arrasar los templos porque también ocultan arsenales de las milicias. En respuesta, los integristas lanzaron ayer cuarenta cohetes Qassam y, por primera vez, alcanzaron con un Katiusha la ciudad judía de Ashdod, a 25 kilómetros de la Franja.
De acuerdo con el último cómputo, los ataques perpetrados entre el sábado y el domingo dejaban anoche ya 900 heridos y 287 muertos, la mayoría uniformados y miembros de Hamás, según el alto oficial de Defensa israelí Amos Gilad, aunque también ha trascendido que entre ellos se cuentan quince civiles, algunos de ellos niños. Pero el panorama para la población podría parecerse al fin del mundo si Israel decide lanzar la operación terrestre para la que ya ha desplegado a lo largo de la frontera de Gaza cañones, una batería de artillería, columnas de blindados y a su infantería, además de 6.700 reservistas movilizados ayer.
La lucha cuerpo a cuerpo sobre el terreno con Hamás será una batalla campal y sangrienta, sugiere el analista de defensa Amos Harel, que cifra en 15.000 los combatientes palestinos, disciplinadamente entrenados, que esperan impacientes la oportunidad de hacer saltar los tanques judíos por medio de las bombas trampa que han ocultado en la inmensa red de túneles y búnkeres que han aprovechado para construir en la Franja. Su arsenal, añade el experto, incluye misiles antitanque, presuntamente llegados del bloque de países del Este.
«Hamás es una organización terrorista y nadie es inmune», proclamaba ayer en Sderot la ministra israelí de Exteriores, Tzipi Livni, en un aviso a la población civil palestina que reforzaban altos militares en la prensa de Tel Aviv. «No dudaremos -decía un oficial desde el anonimato- en hacer blanco en las casas de civiles que protegen a los terroristas de Hamás».
Salida apresurada
Son muchas las familias de Gaza que ya planean el éxodo. Entre ellas, la de Halima Hamed Velasco, de 23 años, hija de madre española, que en conversación telefónica se preguntaba por la suerte de los visados que para ella y los suyos ha pedido a la embajada con el fin de viajar a nuestro país. «Nos queremos marchar. ¿Cuándo va a terminar esto? Porque si Israel protege así a sus ciudadanos, que alguien entienda que también somos seres humanos», clamaba.
Pero el asedio no acaba. Por la tarde, en menos de cuatro minutos, los aviones de combate con la estrella de David marcada en su fuselaje reducían a polvo cuarenta túneles, utilizados para pasar contrabando, que conectan Gaza con Egipto bajo la línea fronteriza de Rafah. La valla de separación quedó quebrada por cinco puntos y miles de palestinos aprovecharon para huir de la Franja, aunque fueron repelidos con fuego por los soldados enviados por El Cairo. Un miembro del Gobierno egipcio también denunciaba que las milicias de Hamás impiden evacuar a los heridos.
Precisamente en la capital cairota, el presidente, Hosni Mubarak, mantuvo una reunión de emergencia con el presidente palestino, Mahmud Abbas, y se esperaba la presencia de dos enviados israelíes con los que discutir una mediación que ponga fin al infierno que se vive en la Franja. No obstante, el ministro de Defensa judío, Ehud Barak, dejaba claro que su Gobierno no aceptará ninguna tregua con Hamás, como solicita la ONU. «Que nos pidan eso es como si a vosotros os piden que hagáis un alto el fuego con Al-Qaida», espetaba a la cadena norteamericana de televisión Fox News.