La librería Hojas de Bohemia ofreció en primicia los versos inéditos de Dolors Alberola
Actualizado:Dolors Alberola demostró el pasado martes noche que una librería no entraña sólo el enfoque comercial de su mayor venta de libros.
Esta máxima la tienen bien asumida los propietarios de Hojas de Bohemia, de la Escuela de Hostelería de Jerez, una librería que crece como proyecto cultural en su más pedagógico sentido de la palabra. Fue la sede de este templo de los libros –ubicada en Plaza Vargas 2- la que acogiera la poesía inédita de Alberola.
Un acto que, por selecto, por exquisito, por escogido, llenó de lirismo y trascendencia los tramos de cada verso pronunciado. Apenas una semana después de la intervención pública del renombrado poeta Domingo F. Faílde, tocó turno en esta ocasión a la obra aún no recogida en libro de Dolors: “Estos poemas se incluirán en varios libros que actualmente tengo entre manos y, por tanto, vosotros vais a conocer como primicia, con su eco de novedad y con su originalidad de tachones”.
Sin hipérboles ni demasías, podemos calificar de magistrales las palabras de introito esbozadas por Domingo F. Faílde. Cuajó sin duda un discurso empedrado de alta literatura. Para Faílde, “Dolors Alberola tiene como un radar en el corazón, cuyo oscilar constante atrapa en el visor de su cerebro cualquier indicio, cualquier señal, la mínima sospecha de que, en alguna parte, ha nacido el poema, y ella, siguiendo el rastro del mítico cometa que guiase a los Magos, monta en el viento y emprende viaje al epicentro mismo de la alucinación. Es un ser de otro mundo, en el que no cupiera la sombra que nos cubre, sino un jardín sembrado en los predios inmensos de la luz, que ella atrapa con la mirada y deglute en su espíritu con la ansiedad de quien sabe es enorme el misterio que se encripta en las cosas y allí, como en una cantera de piedras preciosas o en una mina de excelsos metales, cava y cava y ahonda y se sumerge en la carne, en la sangre y en la divinidad (…) Me refiero, naturalmente, a la palabra, ese elemento de elementos que, más allá de significantes, de significados, léxicos y gramáticas, es el átomo fundador, el acto químicamente puro o, si me permiten la tremenda imagen, el semen de Dios”.
Domingo F. Faílde conoce de cerca la obra de Dolors Alberola. Y lo hace, además, “prescindiendo de vínculos afectivos”. Dijo en la mesa de oradores de la librería Hojas de Bohemia: “Lirismo y pensamiento son las fuerzas fundamentales que se aúnan en la poesía de Dolors Alberola.
El primero se nutre de la interiorización de lo externo, en tanto que el segundo exterioriza lo interno. De ahí que en un poema convivan, sin fisuras, en total armonía, para expresar lo utópico, es decir, una cosmovisión trenzada en las verdades ontológicas que, sólo más allá de la mera razón, la mirada poética logra desentrañar”.
“La esencia del lenguaje –prosiguió Faílde- fascina a la poeta que, al acercarse a ella, oficia un rito antiguo de mujer sabia y fuerte, de sacerdotisa al cuidado de ancestrales misterios. Y busca la belleza, más allá de las formas, porque todo lo hermoso conduce a la luz y ésta al conocimiento, a la eterna presencia de ese espacio ideal que soñara Platón”. Dolors Alberola, por su parte, fue generosa en la ancha exposición de sus poemas. Por dos razones: por el carácter inédito de la obra ofrendada y por la cantidad de versos puestos sobre el tapete de esta asamblea reservada para los auténticos amantes del género lírico.
De nuevo la concurrencia redescubrió la fibra literaria de una poetisa capaz de emocionarse ante el aleve vuelo de un pájaro rasante. Dedicó poemas a su marido, a su padre –“Un gran hombre que supo enseñarme a ser persona”- y a su amiga Amparo “para que vuelva a sonreír como ella sabe hacerlo”.
Segundo encuentro poético en un marco que es páramo de letra impresa, misterio de lo descifrable y ensueño de historias balsámicas para las razones del alma. Una librería, Hojas de Bohemia, que dará cabida a la letra inyectada en alta voz. Al final del acto los asistentes brindaron con un jerez de honor.