La 'bala guineana'

Dice que no eligió el atletismo, sino que fue el atletismo el que le eligió a ella. Eva Ngui se llevó de Pekín una gran experiencia y dos medallas de bronce en 100 y 200 metros. Nació en Malabo, capital de Guinea Ecuatorial, hace 23 años, con una deficiencia visual. Nada hacía presagiar que su futuro estaría ligado a España y mucho menos al deporte. «Mi madre se puso enferma y la ingresaron aquí. Dos años después vine yo», explica.

Desde los cinco años ha vivido en Hospitalet de Llobregat. A través de un centro de la ONCE que ofrecía actividades a los discapacitados, entró en contacto con el atletismo y descubrió cualidades para la velocidad impropias de una albina africana.

Asume que es un deporte muy sacrificado -«con 30 años ya eres viejo»-, por lo que compagina las largas jornadas de seis horas de entrenamiento con la carrera de enfermería. Se levanta a las nueve -«no madrugo mucho»-, luego se dirige al CAR de Madrid a entrenar y después a clase. Tras la comida, llega otra de sus pasiones, «una siesta de 35 minutos justos» que no perdona ningún día y que está cronometrada. «Si no, mi entrenador me mata».

No tiene un ídolo en especial. Admira a todas las personas que deciden practicar atletismo de alto nivel y se esfuerzan por superarse día a día sin encontrar recompensa. «Hay mucha gente que se deja la piel y luego no va a los Juegos», se lamenta.

Las ayudas que recibe rondan los 10.000 euros anuales, suficiente para vivir «aunque no te puedes comprar una casa». Le gusta ir al cine, asistir a musicales, salir de compras y, sobre todo, «jugar al Pro y al FIFA». Es gran aficionada a los videojuegos de fútbol, donde disfruta dirigiendo al Barcelona de los Messi, Eto'o o Iniesta. No esconde su alegría por la buena marcha de los azulgrana. «¿Ya nos tocaba!», enfatiza.