DE PAN BENDITO AL CINE. 'El Langui' sigue viviendo en Carabanchel. / LV
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'El Langui' rima dos Goyas

El líder de La Excepción venció su discapacidad a ritmo de rap. Ahora aspira a dos estatuillas por su debú como actor en 'El truco del manco'

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El sobrecogedor inicio de El truco del manco no tiene trampa ni cartón. Juan Manuel Montilla, El Langui, intenta entrar a una bañera y darse una ducha. Toda una odisea para un discapacitado que tiene semiparalizados brazos y piernas por falta de oxígeno en el parto. «Se me ocurrió tras ver Mi pie izquierdo. Al director le gustó tanto que puso esa escena al comienzo. Todavía recuerdo los lagrimones... Ahora tengo un plato de ducha en mi casa».

El carismático cantante de la banda de rap La Excepción arrasó en el festival de San Sebastián con su debú como actor. Dirigida por Santiago Zannou -un madrileño de 32 años, hijo de africano de Benin y aragonesa-, El truco del manco sigue los desvelos de dos amigos que sueñan con montar un estudio de grabación en el extrarradio de Barcelona. Una vibrante y auténtica crónica de barrio todavía sin estrenar -lo hace el 16 de enero-, que aspira a tres Goyas, dos de ellos para Langui en calidad de actor novel y autor de la mejor canción: A tientas.

«Me enteré de las nominaciones cuando iba en la motillo a comprarle un león de peluche blanco a mi hijo, porque habíamos estado en el circo el día anterior», desvela. «Me llamaron por teléfono y arranqué a llorar. La gente de Pan Bendito me preguntaba: ¿Langui, qué te pasa? ¿Te ayudamos?. No, si es una noticia de alegría...». El mismo barrio de Carabanchel de sus compañeros de La Excepción, El Gitano Antón y DJ Dakota Style. «Yo he crecido con mi madre gritándome ¿cuidado con las jeringuillas! cuando bajaba a jugar al fútbol».

El rapero, de 29 años, se descubre en pantalla un prodigio de naturalidad y lengua afilada. El Cuajo comparte el credo vital de Langui: cuanto más se tuercen sus brazos y piernas, más se crece él. «Comparto con mi personaje la minusvalía, el afán de superación y la pasión por el rap; si me caigo, me levanto, a mí no me digas que no se puede. Pero, más allá de alguna expresión, no me interpreto a mí mismo. Mi mujer me dice que le encanta la película porque no me ve a mí. Yo soy muy comido para dentro, enseguida me avasallan. No tengo tanta soberbia ni mala leche».

Artista de culto

La Excepción se labró un estatus de grupo de culto por sus rimas trufadas de lenguaje cheli, hallazgos flamencos y sentido del humor. La MTV les eligió en 2006 mejor grupo español por encima de La Oreja de Van Gogh y Pereza. Sin embargo, el autor de Zapato ortopédico continúa viviendo en Pan Bendito. Sigue los partidos del Besolla, el club de fútbol del que es delegado y donde fue portero el Gitano Antón, y presenta con guasa en la web Radio Taraská junto a sus colegas de deje caló: Rellenito Makeijan, Tío Porras y Anda Ríos.

Langui vino a San Sebastián con El Cholo, un japonés al que conoció cuando tocaron en Tokio. «Iba por la calle cantando Aletico de Madril...». «Las cosas se hicieron mal y no entramos en la sección oficial, sino por la puerta de atrás. Pero al día siguiente estábamos en todos los medios». Todavía no sabe qué dirá si sube -sin muletas- a recoger el Goya. «Me moriré de vergüenza, pero estaría genuino agradecerlo rapeando». De momento, sus energías las vuelca en la demanda contra Warner Music por contrato abusivo y falta de promoción. «Han ganado con La Excepción 750.000 euros y no hemos visto un duro. Las discográficas se creen más artistas que los artistas».