Empatados frente a la crisis
El complaciente balance que, a punto de transcurrir un año de la presente legislatura, tratan de ofrecer el PSOE y el PP es también el reflejo del «empate técnico» en el que se mantiene el pulso que libran ambos en cuanto a su proyección socio-electoral. El Ejecutivo ha logrado sortear los primeros meses del segundo mandato de Rodríguez Zapatero sin contar con una alianza estable en el Congreso de los Diputados. En lo inmediato afrontará el desafío que supone la crisis económica en la confianza de que los ciudadanos tenderán a buscar cobijo bajo el Gobierno, independientemente de las desavenencias y dudas que mantengan respecto al mismo. Sin embargo, la capacidad de contención que un gobierno en manos de un partido de izquierdas puede presentar ante la erosión política que generan las demandas sociales tendrá que vérselas con una sociedad que en su comportamiento político viene mostrándose muy distinta a la que se enfrentó a la crisis de los 70 e incluso a la de los 90. El Partido Popular ha vuelto a significarse en esta legislatura por lo mismo que dejó claro en la anterior, y por lo que ha evidenciado también en la comunidad autónoma gallega: su solidez como una formación que mantiene un voto fiel a pesar de verse desplazado del poder.
Actualizado: GuardarPero la incertidumbre económica y la convulsión social resultante constituyen para la formación de Rajoy un terreno de juego políticamente arriesgado, porque ni puede regatear su apoyo a cuantas medidas constituyan un común denominador en los países desarrollados y, especialmente, entre los socios europeos, ni puede erigirse tan fácilmente en valedor de las necesidades de los más desfavorecidos. En cualquier caso, dentro de un año la evaluación partidaria de la actividad política y parlamentaria se verá obligada a referirse casi exclusivamente a las respuestas institucionales frente a la crisis. Y en la nota final que los ciudadanos pongan al Gobierno y a la oposición lo relevante no será tanto la actuación que haya llevado a cabo cada cual como la situación en que se encuentren entonces la economía y la sociedad españolas. Si el panorama a finales de 2009 resulta más sombrío de lo hasta ahora previsto, el pulso entre las dos grandes formaciones reflejará probablemente una retirada de confianza respecto al Gobierno de Rodríguez Zapatero.