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La presión internacional obliga a la Junta Militar mauritana a liberar al depuesto presidente

La liberación incondicional ayer del ex presidente mauritano Sidi Mohamed Uld Cheij Abdalahi, depuesto en el golpe de Estado del pasado 6 de agosto, es fruto de la presión de la comunidad internacional, pero no colma las exigencias de la oposición que reclama que se le restituyan sus funciones legítimas.

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La excacerlación de Sidi Mohamed Uld Cheij Abdalahi estaba prevista el próximo miércoles, tres días antes de la organización de los Estados Generales de la Democracia, anunciados por la Junta Militar para el sábado con el objetivo de refundar la democracia en el país norteafricano. Sin embargo, el ex presidente, que estaba bajo arresto domiciliario en su pueblo natal, fue liberado la ayer de madrugada y trasladado a Nuakchot.

La UE y la Unión Africana integraron, junto a otras organizaciones como la Liga Árabe, la delegación que viajó a Mauritania el día 7 en busca de una salida a la crisis política interna. Uno de los frutos de los contactos fue la promesa de liberación de Abdalahi, como primera condición para preparar la vuelta al orden constitucional.