El crimen contagia a Guatemala
La mafia narcotraficante procedente de México se infiltra en el país centroamericano para huir del acoso del Gobierno de Calderón El presidente Colom pide un ejército regional contra los carteles
Actualizado:El crimen organizado mexicano se infiltra peligrosamente en Guatemala para huir de la persecución a la que es sometido por parte del Gobierno de Felipe Calderón. Con su técnica intimidatoria de tiroteos, secuestros y decapitaciones, amenaza con aumentar el triste récord que ya ostenta el país centroamericano de ser uno de los más violentos del continente. La delincuencia narcotraficante cerrará el año con unas 6.000 víctimas mortales en territorio guatemalteco, algo menos de las que ha dejado en México. Constatada la presencia de la mafia mexicana en el estado vecino, el presidente Álvaro Colom pidió en la reciente cumbre de Brasil a sus colegas de la zona crear un ejército regional para luchar contra la ofensiva de los carteles.
Un ejemplo de lo que acontece sucedió hace pocas semanas durante una jornada campestre en Huehuetenango, uno de los departamentos más poblados del país y situado en la frontera con México, que acabó con un enfrentamiento de película. Miembros de los zetas, brazo armado del cartel del Golfo, y sus socios guatemaltecos -la mayoría mareros (pandilleros)- asistían acompañados de chicas y bebidas a una doma y a una carrera de caballos en una pista para aterrizajes de avionetas.
Aparentemente, una discusión por una apuesta millonaria desató las hostilidades. De pronto, aparecieron los rifles automáticos que acabaron con diecisiete vidas tras un cruce tiroteos y persecuciones de quince kilómetros en potentes camionetas. «El tipo de armamento que se encontró, los vehículos y las apuestas que hacían no están al alcance del pobre campesino del lugar», señaló el presidente centroamericano.
Era el tercer incidente parecido que se producía este año. En marzo, otra lluvia de balas acababa con once personas frente a un hotel en el departamento oriental de Zacapa, donde en noviembre una pelea entre dos bandas rivales por un cargamento de cocaína procedente de Nicaragua dejaba un autobús incinerado y dieciséis pasajeros -aparentemente inocentes- muertos.
Para Colom está claro que los narcos mexicanos «quieren acaparar todo el país. Si uno les ataca, ellos contraatacan; son violentos. No son niños de primera comunión», insistió. El vicepresidente, Rafael Espada, fue aún más directo: «Guatemala es víctima de grupos de narcotraficantes que se han escapado de México, porque ven aquí una tierra fértil para sus actividades. Los carteles están entrando en Guatemala». La Fiscalía estima que se han instalado en el país unos ochenta de los trescientos zetas.
Carmen Aída Ibarra, analista de la Fundación Myrna Mack, coincide en señalar que hay constancia de narcotraficantes de los carteles de Sinaloa, Juárez, Tijuana y de zetas en el país. Para Ibarra, «Guatemala es clave para estos grupos. Como retaguardia, un lugar para hacer negocios y fortalecerse». También el español Carlos Castresana, director de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicicg). dependiente de Naciones Unidas, denuncia la gravedad del problema. «De no ponerles un freno, el crimen organizado procedente de México se habrá apoderado de la capital en poco más de dos años».
El embajador guatemalteco en el país azteca, José Luis Chea, insiste en la misma preocupación. «Nos estamos mexicanizando, creo yo, como cuando se decía que México se estaba colombianizando. Ahora, en Guatemala, tenemos matanzas, enfrentamientos entre grupos de narcotraficantes y batallas a niveles que nunca habíamos vivido».
Acoso del Ejército
La explicación más extendida de la huida de los narcos a otras tierras es que el despliegue del Ejército mexicano, apoyado por tecnologías estadounidenses, está acorralando a los traficantes, que se matan unos a otros por el control del territorio y buscan horizontes menos asfixiantes.
Los analistas consideran que los 950 kilómetros de frontera común, las cientos de pistas de aterrizaje de tierra a pie de las fincas, la corrupción generalizada, la cantidad de civiles con armas de fuego sin registrar y la reducida fuerza policial hacen de Guatemala uno de los países preferidos por los mafiosos mexicanos para trasladar cientos de kilos de cocaína -de los cuales sólo se decomisa el 20%- desde países del sur, blanquear dinero o reponer fuerzas, aunque sus tentáculos se extienden desde Centroamérica hasta Argentina.
Carlos Zúñiga, representante de la asociación de terratenientes, indica que algunos zetas han comprado una docena de fincas en la frontera. «Pagan bien por las tierras, pero si la respuesta es negativa, matan a los propietarios».