La capilla sixtina del regionalismo español
Para el conservador jefe de la Hispanic Society la serie de cuadros de 'Visión de España' de Sorolla permiten conocer cómo era el país y lo que ha llegado a ser
Actualizado:Etamos ante la obra más grande de la pintura española del despertar del siglo veinte. Formada por catorce composiciones interrelacionadas, pintadas en 21 telas, es siete veces más grande que el Guernica de Picasso y está realizada por un sólo autor en el transcurso de ocho años, ayudado solamente por escasos medios técnicos y nada más que un aprendiz.
El proyector intenta expresar, dentro del interior de una sola sala, la amplitud de la cultura etnográfica española de antaño y que está a punto de desaparecer. Por ello representa todas las regiones de España de esa época (excepto, curiosamente, Asturias), más una vista de Portugal, e incluye centenares de figuras vestidas con trajes típicos, ocupadas en acciones características, evocando así una visión artística de la península Ibérica. Esta exposición puede contemplarse en el Museo de Bellas Artes de Bilbao hasta el 18 de enero.
El artista era Joaquín Sorolla y Bastida (1863-1923), el pintor español más famoso al principio del siglo veinte, y el mecenas, Archer Milton Huntington (1870-1955), poeta, filólogo y fundador, en 1904, de la Hispanic Society of America en Nueva York. Fue Huntington quien presentó, en la sede de la Sociedad en Manhattan, la primera exposición monográfica de la obra de Sorolla en Estados Unidos en 1909. Y fue él también quien comisionó, en noviembre de 1911, la serie de pinturas murales que ahora nos ocupa, Las Regiones de España o, como el artista prefirió decir, «una visión artística de España».
Joaquín Sorolla nació en Valencia en 1863 y murió en Madrid en 1923. Ya en 1905, cuando montó una exposición en Londres, había conseguido casi todos los premios posibles en las numerosas exposiciones internacionales y ferias mundiales de la época, sobre todo el Grand Prix de la Exposition Universelle de París en 1900, que atrajo unos 50 millones de visitantes.
El señor Huntington compró un grupo de retratos de la muestra de Sorolla en 1905 y posteriormente le ofreció organizar una exposición en Nueva York en 1909, en las nuevas galerías de la Hispanic Society, que se habían inaugurado el año anterior. Unos 168.000 amantes de las Bellas Artes visitaron la muestra solamente en el mes de febrero, a pesar de las grandes nevadas. Huntington envió la exposición a Boston y a Buffalo, y montó otra exposición itinerante en 1911, cuando Sorolla visitó los Estados Unidos por segunda vez y cuando los dos empezaron a discutir el idea de decorar la Sociedad con pinturas murales.
El conjunto que se ve ahora en Bilbao es suficientemente impresionante, pero es preciso recordar que las composiciones se elaboraron a base de miles de dibujos, bocetos en gouache, bocetos en óleo, estudios en óleo a tamaño natural y cuadros de caballete relacionados con las investigaciones del artista. Sorolla viajaba continuamente, visitando todos los rincones del país en una búsqueda de trajes, tipos populares, mercados, reuniones, romerías, bailes típicos, monumentos arquitectónicos y, en general, lo castizo de cada región. Típicamente, envió agentes a priori, buscando sobre todo modelos y gente con trajes regionales de categoría.
Valenciano de nacimiento, madrileño de adopción y enamorado de Sevilla, Sorolla entendió los valores regionales que, reunidos en una nación, hicieron lo que era España en aquellos tiempos. Su búsqueda de lo castizo coincidió estrechamente con los fines de los intelectuales de la Generación del 98 en su deseo de revigorizar a España.
Una visita a las galerías del Museo de Bellas Artes de Bilbao proporcionará al visitante una experiencia estética poderosa, por razón del tamaño, colorido, luz, pincelada e invención mostrados en los cuadros. El inmenso desfile del cuadro de Castilla, con mozas de diferentes ciudades castellanas presentando panes típicos a una muchedumbre proveniente de las dos Castillas, nos introduce en la forma de comunicar del pintor, que siempre está creando imágenes inventadas basadas en la realidad para llegar a su visión artística.
Nada en la serie, con la excepción posible del panel dedicado a Extremadura, se puede entender como reportaje. Al contrario, incluso los paisajes están compuestos de vistas muy separadas de la realidad, como se ve perfectamente en Castilla, con las ciudades de Ávila y Toledo confrontándose a los dos lados de un mismo valle, o en Andalucía, El Encierro, con vistas de Jerez y de varios locales en los alrededores de Sevilla, más la ganadería de los Miura, combinados en un paisaje típicamente Andaluz, incluyendo las nubes altas tan típicas de la región.
Luz con hilo conductor
Pero es la luz la que nos convence que nos estamos moviendo de región en región: la luz clara y poderosa de Castilla, la luz amarilla filtrada por los árboles en Galicia, la luz tocada con niebla del Mar Mediterráneo o la luz gris y húmeda de la misma Guipúzcoa. Hay también un sentido de la tierra: las cuestas suaves de Andalucía, las montañas llenas de aristas de los Pirineos de Aragón, las montañas cayendo majestuosamente en el mar por la Costa Brava y la zona plana litoral de la huerta valenciana.
Los árboles nos hablan también de las regiones: pinos en Cataluña, robles y castaños en Galicia, palmeras en Valencia y Elche, plátanos en Donostia. Pero son las vestimentas las que especifican dónde estamos, especialmente los trajes regionales que solamente se pueden hallar en lugares muy específicos, como las basquiñas ansotanas del Valle de Anso o las alpargatas de Euskadi. Y todo esto se expresa con una técnica increíblemente variada, pasando de de unos centímetros de capas ligeras trasparentes a zonas de impasto grueso modelado expresivamente.
En un tiempo estos magníficos cuadros se desapreciaron por ser turísticos, pero hoy en día, con una España regionalizada dentro de un Europa igualmente reconocida de valores locales, la visión artística de Sorolla nos parece no solamente moderna, sino profética. Si el federalismo moderno tuviera una ciudad vaticana, Las Regiones de España sería su Capilla Sixtina. La serie nos permite, casi un siglo después de su creación, saber lo que era España y lo que ha llegado a ser.