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Seguros sobre ruedas

La mejor manera de no pagar de más es comparar pólizas similares en diferentes aseguradoras y revisar sus precios y coberturas; y si procede, cambiar de aseguradora

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Si se venden menos vehículos, se acaba contratando menos seguros de coches. No hay otra. Por muchas fórmulas o análisis que se apliquen, la ecuación no puede despejarse de otra manera. Y así lo corroboran los datos. Durante el pasado noviembre, apenas se matricularon 3.000 vehículos en el País Vasco, lo que representa una caída del 36% respecto a las matriculaciones de este mismo mes el año pasado; no es consuelo, pero en el conjunto del país bajaron el 49%. Otro dato: el Fichero de Vehículos Asegurados indica que desde verano el número de utilitarios asegurados en España ha descendido en 375.000.

El escenario, nadie lo duda a estas alturas de la obra, es de crisis en el sector del automóvil pero podría comenzar a serlo también en el de seguros. Las aseguradoras compiten por un número de pólizas que dista mucho de crecer, y esta es una coyuntura propicia para que los consumidores más activos y mejor informados saquen provecho. Las empresas mejor gestionadas y más competitivas serán las que sobrevivan a la crisis, y costará encontrar mejor baremo de selección que el fijado por los propios destinatarios de los productos y servicios de esas empresas: sus clientes, el consumidor.

Los expertos de Consumer Eroski plantean una serie de claves muy útiles para dar con el seguro de coches más adecuado, el que a menor precio ofrece las coberturas y el servicio que cada usuario entiende más convenientes. Dar con la elección idónea, contratar la póliza más adecuada, puede suponer un ahorro de varios cientos de euros al año. No deje de leer lo que le proponemos. Y, en su caso, de cambiar de compañía de seguros para su coche, o de tipo de seguro en la misma compañía. Hay que dejar a un lado la pereza y tomar decisiones.

Antes, comparar

La edad y sexo del conductor, junto a sus antecedentes de siniestralidad son los factores que más determinan el importe de la prima, ya que los riesgos que cubre son diferentes en cada caso. Es fundamental comparar las coberturas y garantías que ofrecen las compañías por productos similares.

Y no dejarse seducir por un importe muy bajo en la prima del primer año sin conocer cuánto nos cobrarán en los sucesivos ejercicios. La mayor siniestralidad entre conductores jóvenes hace que las aseguradoras apliquen primas más caras a este sector de la población. Las compañías añaden a estas razones su falta de experiencia al volante y una supuesta actitud más temeraria y agresiva en las carreteras.

algunas lanzan pólizas diseñadas para ellos y a precios menos onerosos siempre que se comprometan a no usar el vehículo por la noche y a no beber. Por otra parte, las estadísticas indican que las mujeres sufren menos accidentes, y pagan por ello primas más baratas.

Más allá del sexo y la edad, es lógico que un seguro a todo riesgo sea más caro que otro que sólo cubra a terceros y también que una póliza a todo riesgo con una franquicia de 300 euros. Pero, ¿es el seguro a todo riesgo la mejor opción? Si un coche asegurado a todo riesgo sufre un siniestro total, la indemnización dependerá de su valor venal, el valor de venta del vehículo en el mercado a la fecha del accidente, en general un 20% inferior al valor de compra, y que obviamente decrece conforme aumenta su antigüedad.

Hay que tener en cuenta la edad del coche antes de decidirse por un tipo de cobertura u otro. Un planteamiento razonable es asegurar el vehículo a todo riesgo sólo hasta su cuarto año de vida, ya que a partir del quinto compensa menos pagar las elevadas cuotas de este tipo de seguro. No obstante, conviene contratar una póliza a terceros que incluya la cobertura contra rotura de lunas o robo: por un poco más de dinero el usuario está más cubierto frente a gastos importantes. En definitiva, cuanto más antiguo es el coche menos interesa el seguro a todo riesgo, ya que la prima a pagar se dispara mientras que la indemnización a recibir en caso de siniestro total disminuye a medida que transcurren los años.

Precios y coberturas

El argumento al que se presta más atención antes de contratar un seguro de coche, o de cambiar de entidad el que ya se tiene, e incluso, de cambiar de tipo de seguro es, y más en coyuntura de crisis económica, el precio. Y los publicistas lo saben, no hay más que ver los anuncios de seguros. Pero debemos tener en cuenta que, al ser distinta la forma de calcular los riesgos que utilizan las aseguradoras, es muy posible que se produzcan diferencias significativas de precios entre unas y otras. Las que operan a través de internet o por teléfono ofrecen tarifas más bajas debido sobre todo a los ahorros de costes derivados de su forma de negocio, ya que no disponen de oficinas con alquileres que pagar y cuantiosos gastos corrientes que sufragar. Sin embargo, la verdadera diferencia entre un seguro y otro, lo que a los usuarios más les interesa, se halla en las coberturas que ofrece.

Con la entrada en vigor en enero de 2008 de una nueva directiva, las indemnizaciones que debe cubrir el seguro obligatorio se han incrementado. Este tipo de pólizas, las más elementales, deben responder por hasta 70 millones de euros por siniestro para atender los daños personales de un accidente y hasta 15 millones para indemnizar los daños causados a los bienes. El seguro de todo riesgo cubre la responsabilidad civil obligatoria, la asistencia en viaje, la defensa jurídica y seguro del conductor, y, lo que es más importante, los daños propios. El seguro a terceros sólo cubre la responsabilidad civil obligatoria, la asistencia en viaje, la defensa jurídica y el seguro del conductor.

Al margen de estas coberturas básicas, las aseguradoras incluyen otros servicios útiles en caso de siniestro. Cuando las pólizas de diferentes compañías son similares, el cliente debe fijarse no sólo en el precio del primer año, sino en lo que se pagará durante los siguientes, prestando especial atención a determinados conceptos:

Accesorios y extras: es una de las coberturas más controvertidas y causa un gran número de reclamaciones. Los seguros incluyen los artículos de serie del auto y en caso de que el conductor desee agregar nuevos elementos a su póliza debe comunicarlo a la compañía, que incrementará su precio. Un GPS no integrado en el coche no estaría cubierto y la aseguradora no tendría por qué indemnizar al titular en caso de robo. Los seguros a terceros más comunes, por su parte, no incluyen coberturas por robo, incendio y lunas, salvo que se contrate un seguro de terceros ampliado.

Franquicias: las pólizas más baratas son las que fijan una franquicia que obliga al asegurado a pagar una cantidad, fijada de antemano, y que puede variar mucho de una póliza a otra, cuando se produce un siniestro en el que tiene la culpa. El resto, hasta cubrir el coste total de los daños, corre a cargo de la aseguradora. La franquicia se asocia equivocadamente a las pólizas a todo riesgo, pero puede contratarse también en seguros a terceros. Lo más usual es que sea de 300 euros, aunque hay aseguradoras que en ciertas pólizas la sitúan en 1.000 euros. En su caso, antes de firmar el contrato conviene valorar bien su coste para calibrar si compensa respecto a un seguro sin franquicia. Y hablando de conductores, los que usan poco el vehículo o pueden presumir de un historial exento de accidentes parece lógico que opten más por las pólizas sin franquicia.

Bonificaciones y penalizaciones: uno de los ganchos más utilizados por las aseguradoras para captar clientes es la aplicación de bonificaciones. Los mayores descuentos se pueden lograr si se cambia el seguro de una entidad a otra. No obstante, pueden ser pólizas no comparables. Las entidades que anuncian mayores descuentos son normalmente las que comercializan seguros con franquicia que, frente a pólizas que no llevan asociada esta obligación de pago extra para el usuario, obviamente resultan más baratos. A veces también ocurre que cuando se lleva varios años con la póliza en una misma entidad algunas compañías hablan de bonificación cuando en realidad la bajada del precio de la prima se debe a la pérdida de valor del vehículo. En general, las entidades entienden por conductor bonificado aquél que no ha sido penalizado. No olvidemos que, antes de cambiar de compañía, podemos exigir mejores precios a nuestra aseguradora de siempre.

Carné por puntos: con la puesta en marcha del carné por puntos, algunas compañías han ampliado sus coberturas. Entre estos servicios figuran las subvenciones durante el tiempo que no pueda conducir el asegurado por haber sufrido una retirada de carné con el límite de tiempo que elija, 6, 12 ó 24 meses. También se contemplan compensaciones por los gastos de matriculación para asistir a los cursos de educación vial que permiten rescatar puntos, por asistencia jurídica telefónica, atención al detenido y defensa en infracciones administrativas de tráfico. Eso sí, para disfrutar de estas coberturas los asegurados deben pagar una sobreprima, si bien algunas compañías han incorporado automáticamente estas coberturas en sus seguros a cambio de un recargo en la póliza. Muchas aseguradoras no incluyen estos servicios en sus pólizas básicas. los conductores interesados en ellas deben contratar una que sí lo haga.

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