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AL AIRE LIBRE

Don Manuel Mesa

ENRIQUE VÍCTOR DE MORA QUIRÓS
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Le pongo este Don por delante, querido Manolo, porque no me cabe la menor duda que tú te mereces este tratamiento y mucho más, ya que desde que te recuerdo, y son ya muchos años, has sido siempre un auténtico señor de Jerez y de las cofradías.

Te llamo de Don, querido Manolo, porque tus modos y maneras, aun sin las palabras cotidianas que tan mal empleamos a veces los hombres, me han revelado siempre la gran altura moral de tus sentimientos. No recuerdo desde que te conozco que hayas dejado de saludar a nadie, ni que no te hayas parado con Jerez entero a intercambiar unas palabras, ni que no hayas tenido elogios para todos los hermanos mayores, pregoneros, cofrades y jerezanos en general. Hasta los políticos, esos seres tan alejados de la realidad, han merecido siempre tu respeto y tu cariño. Nunca te he visto hablar mal de nadie, ni te he conocido un mal gesto. Te deshaces en continuos elogios a tus conciudadanos y tus manos y brazos siempre han estado abiertos. Eres, y serás hasta que el Señor de la Oración en el Huerto así lo quiera, la viva imagen de la bondad a raudales, derramada por tí incansablemente a lo largo de tu vida. Te recuerdo, desde que yo era niño, allí donde la cultura y la Fe se hicieran presentes: en los conciertos de la municipal en el Hontoria, en los Belenes, en tu incansable y agotadora Cuaresma, en la Semana Santa, nazareno ejemplar y postinero de gesto inconfundible. Por fin el otro día te llegó el merecido Homenaje de los cofrades, de tus queridos hermanos de las cofradías y, fíjate, que cuando me tocó la hora de estar contigo, tú que tantas veces has estado conmigo, se me tuercen los planes y no pude estar. No sé si me echaste de menos, seguro que no, pero yo no podía dormir tranquilo sin sumarme a tu homenaje, y por eso hoy esta columna es tuya, para que la guardes con tus reliquias y tesoros de niño grande de nuestras Hermandades, de hombre grande y cabal como la copa de un pino. Algún día alguien escribirá tu biografía, que será un best-seller, y te dedicarán una calle, y seguro que a algún certamen de Bandas le ponen tu nombre. Mientras tanto, te pido que sigas siendo así, porque, mira Manolo, no se si lo sabes, pero yo te lo voy a decir. La última e íntima razón de tu grandeza es que, viéndote, uno se encuentra más cerca de los grandes misterios que Dios nos pone en el camino. Un abrazo fuerte, Manolo.