Detenido en Algeciras el interno fugado de la prisión de El Acebuche

La Policía ha detenido en Algeciras a Abdihaq H., el marroquí de 19 años que el pasado domingo se fugó del centro penitenciario de El Acebuche, en Almería, según ha informado hoy la Subdelegación del Gobierno y el Cuerpo Nacional de Policía. El arresto del fugitivo se produjo durante la noche del miércoles en el puerto de la ciudad gaditana, desde donde el hombre trataba de abandonar el país.

Durante un control rutinario de pasajeros, el joven marroquí, que trató de hacerse pasar por un menor en situación de desamparo, levantó las sospechas de los agentes, que le trasladaron a Comisaría para practicarle unas pruebas dactiloscópicas. La identificación del hombre a partir de sus huellas dactilares permitió a los agentes constatar que sobre él figuraba una orden de busca y captura dictada tras su fuga de la cárcel almeriense.

Abdilah H., conocido en Almería por su especialización en robos con escalo, logró huir del centro penitenciario de El Acebuche durante la tarde del pasado domingo, tras trepar a una cornisa y alcanzar el tejado de la cárcel, situado a seis metros de altura. Una vez allí, el joven, que permanecía en esos momentos en el módulo de ingresos, pudo burlar el control del perímetro del centro, bajo custodia de la Guardia Civil, gracias a un cambio de guardia de los agentes, por el que las alarmas no funcionaron de forma óptima.

El fugitivo, del que la directora de la prisión, Clotilde Berzosa, destacó su "asombrosa habilidad trepadora, más propia de un gato que de un humano", ingresó en la prisión provincial el pasado sábado, después de que la Policía le arrestara el 10 de diciembre por la comisión de dos robos con fuerza perpetrados en la jefatura provincial de Correos y en una oficina de Caja Murcia.

El servicio de Inspección de Instituciones Penitenciarias mantiene abierta una investigación interna sobre esta fuga, la primera que se produce en El Acebuche desde el 3 de abril del año 2000, cuando dos internos huyeron de la prisión tras forzar con la pata metálica de una cama los barrotes de su celda, saltar al patio y dejarse caer desde una garita de vigilancia con unas sábanas.