¿Crisis o sistema?
Actualizado: GuardarQue duda cabe que luchar por el presente es luchar por la Justicia, pero si pretendemos Futuro, debemos comenzar a luchar por la Verdad.
Una verdad, que para encontrarla, hay que bucear en las profundas aguas de la demagogia y la mentira, con la que tan a diario convivimos. Y para colmo, se ha puesto muy de moda últimamente, el empleo de eufemismos que intentan ocultarla.
Afanados contertulios y comentaristas de los medios informativos se les llenan la boca y la pluma hablando sobradamente de una crisis, que por cierto, ellos no padecerán, salvo un pequeño resfriado en su bolsa de valores.
Iluminados economistas de élite, no tienen el menor pudor en jugar a profetas del pasado, cuando de ser cierta su ególatra autosuficiencia actual, esta, les debería haber llevado a prever y advertir con suficiente antelación, tan mafioso desastre financiero, provocador de la crisis, de la que tanto hablan.
También, numerosos banqueros, determinados políticos y grandes empresarios, tapan los mil y un errores cometidos, bajo el manto excusador, de la mágica palabra: Crisis. Y por si fuera poco, arremeten con unas medidas que nos dejan boquiabiertamentemudos y con los bolsillos tan llenos de telarañas, que ni siquiera nos permite meternos las manos para quitarnos el seco frío de la perplejidad.
Es incomprensible, como unos actores que nos han introducido en esta debacle económica, sean los autorizados para sacarnos de ella. So pena, que estén estudiando las oportunas reformas-parche para que el negocio continúe.
Hablan en posesión de la verdad y de la ciencia económica, pero su cirugía curativa, no llega a los desposeídos de la Tierra, incluso comienzan a extraerle la sangre a la gran clase media occidental. Sus medidas solo sirven a las ambiciones de un sistema que no tiene límites para las ganancias de los selectos, ni para la destrucción acelerada del Medio, obviando, que todos los seres humanos tienen derecho a un mínimo festín diario. Y tampoco se quieren dar cuenta, de que este hermoso planeta lo tenemos prestado por nuestros bisnietos, que a este ritmo, no se sabe que heredaran social, económica y medioambientalmente, pero seguro que nada bueno.
Lastima que las encuestas solo sirvan para detectar cuan cerca, lejos ó seguro, se está, de las cuotas de poder. Pero si se realizara una encuesta, con intención solidaria, en gran parte de los países africanos, India ó Latinoamérica se observaría que llevan en crisis desde que Colón e Isabel se hicieron colegas.
Bastaría analizar los datos que anualmente emite la ONU en sus informes, con sus escandalosas y ascendentes brechas entre ricos y pobres, para observar cuantos años llevan en trance los países del mal llamado tercer mundo. Por tanto, es una ignominia y una falacia, decir a estos miles de millones de personas que están padeciendo las consecuencias de una crisis, porque sacaran fuerza de donde no la tienen, para al menos, lanzarnos la mayor pedorreta de toda la historia.
Y si oteamos cercanamente, podríamos ver, cuantos quinquenios de desesperación acumulan nuestros paisanos con desempleo endémico, ó las alarmantes bolsas de pobreza gaditanas, que más lejos de reducirse continúan aumentando escandalosamente.
Se mire por donde se mire y si queremos ser consecuente con la verdad, debemos reconocer que este sistema económico, comercial y financiero tiene más perdida de agua que un colador. Y que no es válido para la colectividad ni para el Planeta, solo para aquellos que se inventaron el eufemismo del siglo: Crisis. Para así ocultar el verdadero desastre económico, a que su ambición nos está llevando.
Mientras que cualquier sistema de relaciones locales ó mundiales, no ponga como eje y centro de sus objetivos a la persona humana, este nunca será valido. Ese, debe ser el principal Norte que marque las directrices de nuestros representantes. Y por supuesto, de ninguna manera el dinero, o su primo, el robusto Poder. Porque más tarde ó temprano, por pura aritmética, esto se convertirá en una barbarie. Y no hay que ser muy listos para vislumbrar que estamos poniendo la primera piedra.