
«Si una buena novela no entretiene, a lo mejor es que no es una buena novela...»
El autor sanluqueño lanza al mercado 'El mapa del tiempo', una trepidante aventura que va camino de convertirse en todo un fenómeno editorial
Actualizado: GuardarSi algún agudo fiscal literario todavía cree que vender miles de ejemplares de una novela es algo incompatible con una extraordinaria calidad narrativa, debería autoregalarse para Reyes El mapa del tiempo, lo último en las librerías del gaditano Félix J. Palma. El autor firma una fantasía imaginativa y trepidante, un relato de amor y aventuras que transporta al lector al Londres victoriano utilizando recursos propios del folletín decimonónico y que mezcla -de forma coherente y fluida- misterio, ciencia ficción, romance e historia. La obra, que logró el XL Premio Ateneo de Sevilla, tiene todos los ingredientes para convertirse en uno de los fenómenos literarios de la temporada. A pesar de que apenas lleva unas semanas al alcance de los lectores, varias publicaciones ya han incluido El mapa del tiempo entre las diez novelas de 2008 que no hay que perderse. Por si fuera poco -y para quien conozca el mercado, la afirmación no es baladí- la crítica saluda la obra como «un best-seller muy bien escrito». Casi nada.
-Amor, aventura, historia y ciencia ficción. Se ha atrevido usted con un folletín actualizado, con lo mal vistas que están las obras de género en los altos cenáculos de la literatura. ¿Qué pretende con El mapa del tiempo?
-La principal cualidad que debe tener una historia es entretener al lector. Ése el objetivo prioritario de los llamados best-sellers, pero muchos de los títulos que tendemos a agrupar bajo esa etiqueta descuidan partes vitales de la creación literaria, como la propia escritura, la psicología de los personajes, las segundas lecturas... Quería contar una historia que fuera mucho más que una historia, un relato de amor diferente, un romance que se sustentara sobre una trama vertiginosa de saltos en el tiempo. Y quería hacerlo utilizando la escritura no como un mero transmisor de sucesos, sino como un valor en sí mismo.
-¿En algún momento pensó que estaba escribiendo un best-seller?
-Un escritor nunca debe plantearse la creación literaria en esos términos, ni puede especular con futuribles. Claro que quiero vender muchos libros, todos los que pueda, pero me ha sorprendido la rapidez con que la crítica ha saludado la novela como un «best-seller de calidad», o «un best-seller que no le dará vergüenza recomendar». Yo tenía una trama concreta en la cabeza, que requería de una técnica determinada, de un estilo ágil, cinematográfico incluso, pero en ningún momento me planteé renunciar a hacer literatura, entre otras cosas porque no hubiera sabido cómo.
-Habla de cine. Muchas de las escenas de El mapa del tiempo están planteadas casi como secuencias de una película. ¿Es algo intencionado, o es que la cultura audiovisual pesa demasiado?
-Formo parte de una generación que ha visto mucho cine, ha pasado muchas horas delante de la televisión y ha leído muchos cómics. Ese bagaje no es un lastre, sino todo lo contrario. Cuando planteaba la novela, veía algunas de sus partes nítidamente, de forma cinematográfica. La cámara que entra, el plano general, el diálogo, los detalles... Incluso he propuesto a mis lectores un juego que consiste en que me cuenten a qué actores les recuerdan mis personajes, a ver si coinciden con los que yo tenía en mente...
-Un argumento entretenido, personajes profundos y una prosa cuidada. Muchos superventas juegan con uno o dos de estos elementos, pero es muy complicado encajar los tres. Si hablamos de autores actuales, ¿quién lo consigue?
-Hay muchos narradores españoles que quieren hacer lo mismo que yo... O, mejor dicho, yo quiero hacer lo mismo que ellos: Luis Manuel Ruiz, Ignacio del Valle, Care Santos... Están intentando confeccionar historias con argumentos propios del best-seller, pero bien escritos. No hablamos de un abogado que perpetra un texto y que, por encajar como sea a masones y templarios rompe el mercado...
-¿Existe la buena novela que aburre?
-Hombre, si una buena novela no entretiene, a lo mejor es que no es una buena novela... O al menos no es perfecta, ni redonda.
-Los viajes temporales son un recurso reiterado en la ciencia ficción. ¿Qué aporta al asunto en su novela?
-Se trata de un auténtico subgénero dentro de la ciencia ficción. Es un tema que me apasiona, tanto por el contraste estético que se produce cuando trasladamos a un personaje a un contexto temporal distinto al suyo, como por las cuestiones filosóficas derivadas... Quería que fuera una especie de muestrario de todo lo que se ha escrito o filmado sobre el asunto, pero evitando el refrito y dándole un punto original que sólo puede descubrir el que la lea... En cualquier caso, no es una novela de ciencia ficción, sino una historia de amor en un contexto muy poco habitual.
-Está considerado uno de los mejores autores de cuento de España. ¿Para comer de esto, hay que pasarse a la novela?
-Vivimos en un país en el que la novela vende mucho más que el cuento, claro. Pero creo que es un error ponerse a escribir una novela buscando eso. Es algo más que ganas al hacerlo. Me he pasado a la novela porque así me lo exigía la idea, porque quería desarrollar una trama más compleja. Me considero, ante todo, un narrador. El cuento te permite comprobar los resultados de tu trabajo muy pronto, y se traduce en dinero rápidamente, sobre todo gracias a los certámenes. No todo el mundo puede liarse la manta a la cabeza y dedicar dos años a una novela, porque hay que sobrevivir...
-¿Se puede triunfar en la literatura, signifique eso lo que signifique, pasando más tiempo en Cádiz que en Madrid o Barcelona?
-Hombre, los que viven allí lo tienen más fácil. Escribir, se puede escribir desde todos sitios, pero a la hora de moverse con los responsables de las editoriales, los medios, los talleres... Vivir lejos de allí es un condicionante.
-Está sentado en la máquina del tiempo de H. G. Wells. ¿Pasado o futuro?
-Al futuro. Viajar al futuro sí que es viajar a lo desconocido...
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